Los dos caminos de la inflación: el fuerte consumo en EE UU y la energía y los alimentos en Europa
Fráncfort cree que la inflación subyacente de la zona euro se situará por debajo de la norteamericana
El gran problema económico de Occidente se llama inflación, y su evolución continúa siendo el principal quebradero de cabeza de legisladores y mandamases de la política monetaria. El Banco Central Europeo tiene como mandato devolverla al 2%, pero sus analistas también abordan otras aristas del fenómeno: este martes la entidad ha publicado un estudio comparativo sobre la evolución de las subidas de precios en Europa y Estados Un...
El gran problema económico de Occidente se llama inflación, y su evolución continúa siendo el principal quebradero de cabeza de legisladores y mandamases de la política monetaria. El Banco Central Europeo tiene como mandato devolverla al 2%, pero sus analistas también abordan otras aristas del fenómeno: este martes la entidad ha publicado un estudio comparativo sobre la evolución de las subidas de precios en Europa y Estados Unidos. Su diagnóstico señala que mientras en el Viejo Continente el encarecimiento de la energía y los alimentos han sido claves para disparar el coste de la vida, en EE UU lo ha sido el auge del consumo de bienes propiciado por los cheques y estímulos gubernamentales, así como las mayores ayudas a los desempleados.
Otra conclusión es que la inflación general será superior en los países de la moneda única, del 6,3% en 2023 y del 3,4% en 2024. No sucederá lo mismo con la subyacente, que excluye energía y alimentos, los elementos más volátiles: será en los países del euro del 4,2% en 2023 y del 2,8% en 2024, unas tasas que estiman estarán “algo por debajo” de las de EE UU.
Fráncfort augura que la inflación general se mantendrá más alta en la zona euro “como consecuencia de la mayor exposición de los precios a las perturbaciones relacionadas con la guerra de Ucrania”. Y explica con datos las enormes diferencias en el origen de la inflación de ambos bloques. “Solo en noviembre, la inflación energética representó el 38% de la inflación general en la zona del euro, pero solo el 14% en Estados Unidos. Juntas, la inflación de la energía y los alimentos representan alrededor de dos tercios de la inflación general en la zona del euro, pero solo alrededor de un tercio de la inflación general en los Estados Unidos”, señala.
Esa carencia energética se tradujo para Europa en un impacto estimado, solo en los tres primeros trimestres de 2022 y el último de 2021, “equivalente a una transferencia acumulada de alrededor del 2,2% del PIB al resto del mundo”, según estimaciones del organismo.
Estados Unidos ha rebajado su inflación general al 7,1% en diciembre, y la zona euro acabó el año con un repunte de precios del 9,2%. Los números dan ventaja a los norteamericanos en el combate contra la escalada de precios. El Banco Central Europeo sostiene que el país presidido por Joe Biden se ha beneficiado de otros factores, como la fortaleza del dólar —que penalizó a Europa—,y sobre todo de la autosuficiencia energética gracias a sus reservas de gas y petróleo. Por el contrario, en Europa, la dependencia del gas ruso y en general, de la energía foránea, devoró parte de los ahorros acumulados durante la pandemia, dañando al consumo, o en palabras del BCE, “redujo significativamente la renta disponible de los hogares, con un impacto particularmente fuerte en la demanda de bienes duraderos”.
El banco apunta que el PIB de EE UU volvió a su nivel anterior a la pandemia unos dos trimestres antes que el PIB de la zona euro, gracias a una mayor recuperación del consumo privado y la inversión. “En la zona euro, el consumo privado tanto de bienes como de servicios ha vuelto muy recientemente al nivel registrado en el cuarto trimestre de 2019, mientras que en Estados Unidos ya había superado su nivel previo a la pandemia a principios de 2021″, compara.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento futuras, los expertos del BCE recuerdan que la economía estadounidense se comportará mejor: mientras el PIB de la zona euro caerá ligeramente en el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023, se prevé que EE UU se mantenga en positivo, aunque con avances modestos. Eso implicará, según los autores del texto, que el impulso de la actividad económica a la inflación sea menor en la zona euro.