Madrid recibe por primera vez menos asalariados de otras autonomías de los que se van
La movilidad laboral entre comunidades se estancó entre 2020 y 2021
La movilidad laboral entre comunidades dio un vuelco y se contrajo durante la pandemia: los asalariados que hicieron la maleta para mudarse de una región a otra se redujeron en un 30% entre 2020 y 2021. Algo esperado, ya que todas las crisis económicas suelen tener un efecto frenazo y la generada por la covid lo hizo de forma más intensa, al paralizar la actividad durante meses. Lo llamativo es que Madrid, aunque continuó siendo la autonomía más dinámica, registró por primera vez un saldo negativo entre entradas de trabajadores y salidas, mientras que se moderó la habitual sangría que año tras...
La movilidad laboral entre comunidades dio un vuelco y se contrajo durante la pandemia: los asalariados que hicieron la maleta para mudarse de una región a otra se redujeron en un 30% entre 2020 y 2021. Algo esperado, ya que todas las crisis económicas suelen tener un efecto frenazo y la generada por la covid lo hizo de forma más intensa, al paralizar la actividad durante meses. Lo llamativo es que Madrid, aunque continuó siendo la autonomía más dinámica, registró por primera vez un saldo negativo entre entradas de trabajadores y salidas, mientras que se moderó la habitual sangría que año tras año solía darse en la España vacía, según la última estadística Movilidad del Mercado de Trabajo en las Fuentes Tributarias publicada por la Agencia Tributaria.
En total, cambiaron de comunidad de residencia 176.306 asalariados, frente al récord de 251.434 del periodo 2019-2020. La región capitalina recibió 40.000 trabajadores desde otras autonomías, sobre todo de las castillas y Andalucía. Es la cifra de llegadas más elevada en absoluto, que dobla el número de traslados rumbo a Andalucía y Cataluña (unas 20.000 personas), las segundas dos autonomías que más entradas registraron en el periodo analizado. Y que confirma un patrón prácticamente universal: las grandes ciudades y los territorios con más atractivo turístico y exposición internacional suelen tener mayores oportunidades laborales y concentrar más capital, empresas y, por ende, trabajadores.
Sin embargo, hubo 42.000 asalariados que salieron de Madrid entre 2020 y 2021, la mayoría con destino a la vecina Castilla-La Mancha. El resultado es un saldo negativo de unas 2.000 personas. Valentín Bote, director de Randstad Research, matiza que la región de la capital no ha dejado de ser atractiva desde un punto de vista laboral, ya que total de asalariados crece, sino que varios —y nuevos— factores pueden haber causado asimetrías e influido en este resultado. Entre ellos, enumera el impacto de la pandemia, que ha sido muy acusado en Madrid con respecto a otras comunidades, lo que ha podido frenar la llegada de trabajadores y la contratación, o el mayor uso del teletrabajo impulsado por las restricciones sanitarias.
Bote explica que ya se encuentran ofertas de empleo al 100% en remoto, un fenómeno que antes de la pandemia era muy marginal, salvo para ciertas áreas como la informática. “Ahora empieza a suceder en otras profesiones, hay un efecto mancha de aceite”, asegura. Considera que en eso también influye la situación del mercado de trabajo, que ha resistido al embate de la covid y se ha tensionado por la falta de profesionales en determinados sectores. “Estamos viendo que por parte de las empresas hay más disponibilidad a que el trabajador elija dónde vivir. Esto puede explicar tanto que alguien que trabaja para una empresa de Madrid se haya ido fuera, como que alguien de fuera trabaje para una empresa de Madrid. Al final, el teletrabajo cambia las reglas de cómo trabajamos y dónde vivimos”.
Mejora en la España vacía
Varias comunidades de la llamada España vacía han mejorado su posición con respecto al bienio anterior, una inversión de tendencia que ya empezó a notarse en la pasada estadística y en la que puede haber influido no solo el teletrabajo, sino el refuerzo de las plantillas públicas. Es el caso de Castilla-La Mancha, que de registrar los peores saldos ha logrado no solo contener la pérdida de trabajadores, sino contabilizar más llegadas que salidas, beneficiada por los cambios de residencia desde Madrid. También Cantabria y Galicia tuvieron más llegadas que salidas, mientras que Castilla y León recortó su saldo negativo en más de la mitad.
Andalucía fue la segunda comunidad que más trabajadores acogió, solo por detrás de Madrid, pero también la que en proporción se anotó más salidas y obtuvo el peor saldo, negativo en 2.550 personas. La Comunidad Valenciana y Cataluña, en este orden, registraron las mejores cifras: a la primera se mudaron más de 18.000 empleados, y se fueron unas 16.000, mientras que la segunda recibió unas 20.600 y perdió 18.800. También se han recuperado los flujos de trabajadores hacia las Islas Baleares y Canarias, las autonomías que más sufrieron el batacazo de las restricciones a los movimientos impuestas por la pandemia.
Los datos de la Agencia Tributaria se elaboran a partir de la declaración de retenciones e ingresos a cuenta sobre rendimientos del trabajo y solo tienen en cuenta los movimientos de los empleados por cuenta ajena, tanto del sector público como privado, que se generan entre comunidades de régimen común, excluidos el País Vasco y Navarra. El requisito para que el cambio de residencia de un asalariado quede incluido en la estadística es que haya trabajado en ambos ejercicios analizados, en este caso tanto en 2020 como en 2021.
Si la mirada se amplía a los años anteriores, se aprecia como los traslados se contrajeron con fuerza tras el estallido de la crisis financiera y no volvieron a recuperarse hasta 2013, con la mejora de la situación económica. Entre 2019 y 2020 se tocó el máximo en una década. Aunque los últimos datos publicados este jueves reflejan un frenazo, las cifras se han mantenido por encima de las registradas en el periodo anterior a la irrupción del virus, cuando la economía se estaba desacelerando.
“Creo que en la próxima estadística podremos ver un repunte de la movilidad, porque 2022 es un año pospandemia y se va a comparar con un 2021 en el que todavía estábamos muy afectados”, adelanta Bote. “Será muy interesante ver si se recupera el comportamiento tradicional de los flujos o si se mantiene esta asimetría”.