Jordi Sevilla: “Las empresas tienen que asumir mayores desafíos que los que asumían hasta ahora”

Cuatro expertos debaten sobre el papel de las compañías en la transformación hacia una economía más verde, a la vez que el contexto se siembra de incertidumbres, en el Foro Tendencias 2023

Alicia González, Jaume Miquel, Juan Luis Múnera, Hildur Eir Jónsdóttir y Jordi Sevilla, durante su intervención en el Foro Tendencias 2023.Samuel sánchez

La incertidumbre energética, la inflación persistente y la subida de los tipos de interés para combatirla, la fragmentación de la economía global… Las sociedades occidentales asisten en los últimos tiempos a cambios profundos y sus empresas son testigos privilegiados de esa transformación. Un escenario en el que buena parte del consenso económico que ha guiado las últimas décadas parece haber dejado de funcionar y asistimos, junto con ...

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La incertidumbre energética, la inflación persistente y la subida de los tipos de interés para combatirla, la fragmentación de la economía global… Las sociedades occidentales asisten en los últimos tiempos a cambios profundos y sus empresas son testigos privilegiados de esa transformación. Un escenario en el que buena parte del consenso económico que ha guiado las últimas décadas parece haber dejado de funcionar y asistimos, junto con las dificultades económicas, a un mercado laboral con un comportamiento nuevo. Cuatro representantes del mundo empresarial han analizado este jueves los retos que supone la nueva situación en el Foro Tendencias 2023, organizado por EL PAÍS. “Las empresas tienen que asumir mayores desafíos que los que asumían hasta ahora”, ha resumido, casi a modo de corolario, el economista y exministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla.

Entre esos desafíos, no es menor el de la energía, “un problema severo”, ha recordado Jaume Miquel, presidente y consejero delegado de Tendam (Cortefiel, Springfield…), pero que “se debe corregir de una forma u otra en los próximos años”. El asunto, ha abundado el dirigente del grupo textil, está íntimamente relacionado con la sostenibilidad. Pero la pandemia y la guerra de Ucrania han provocado tales dificultades que “se están aplicando soluciones país a país, lo cual complica la operativa y a veces genera una pérdida de competitividad comparativa”.

Para Hildur Eir Jónsdóttir, socia directora de Assurance en EY España, no hay duda de que “la ambición de la Unión Europea es estar a la cabeza de la transición a una economía más sostenible”. Una realidad ineludible para las compañías que operan en el continente, que convive con la realidad de las dificultades económicas provocadas por la pandemia y la guerra de Ucrania. Pero este contexto de turbulencias, ha añadido, “no afecta a la ambición”.

“Ya están todas las empresas en ello: el reto no es comprometerse con la sostenibilidad, es asumir la velocidad [de la transformación]”, ha sostenido Jónsdóttir, quien se ha mostrado “optimista” porque cree que se trata de un “movimiento imparable”. No obstante, también ha dejado una reivindicación: “Necesitamos un mismo lenguaje en el que las empresas expresan su impacto en sostenibilidad y evitar el efecto del greenwashing”, ha dicho en alusión al lavado de imagen de muchas compañías con falsas premisas ecológicas, algo que afecta a la “credibilidad” de las empresas y mina la confianza de los consumidores.

A estos últimos ha aludido el presidente de Tendam para recordar que su compromiso es importante. “¿Están dispuestos a pagar más por un producto sostenible?”, ha preguntado Miquel. “El 90% no; esa es la realidad” con la que hay que trabajar, ha respondido él mismo. El momento es el que es y el exministro Sevilla ha coincido con otros ponentes en que el movimiento hacia una economía más verde “es imparable”, pero cree que tiene “flujo y reflujo”. Por eso ha animado a las empresas a incorporar la sostenibilidad “como un valor competitivo, diferencial”.

Un reto para América Latina

“Hay un cambio después de la pandemia”, ha destacado Juan Luis Múnera, vicepresidente del grupo colombiano Sura, constatando a la vez que el reto es mayúsculo no solo para Europa, también para América Latina. “Hay mucha más conciencia, pero todavía hay una dicotomía cuando [los inversores] tiene que decidir dónde ponen el dinero”, ha destacado el directivo, cuya compañía tiene 30.000 empleados en 11 países latinoamericanos con inversiones e intereses en sectores tan diversos como el de la salud, los seguros o la alimentación.

La apelación a los poderes legislativos y ejecutivos casi ha hecho inevitable la referencia a los fondos de recuperación europeos que Bruselas puso sobre la mesa durante la crisis del coronavirus. “Vamos tarde”, ha asegurado Miquel, quien ha relacionado el problema con las estrecheces de un mercado laboral que, pese a los contratiempos económicos, sigue demandando mano de obra. “La economía necesita profesionales muy preparados”, ha dicho el directivo de Tendam, “si no hacemos un programa rápido de formación técnica de lo que el país va a necesitar los próximos 24 meses, será complicado”.

Jónsdóttir, de EY, ha recordado que “ha cambiado la relación con los empleados”. Por eso, para reclutar, las compañías deberán “asumir” que llegan nuevas generaciones “con mucho talento, pero que quieren más flexibilidad y más tiempo libre”. Un futuro que ya es presente y que se presenta “divertido”, ha valorado la periodista de EL PAÍS Alicia González, moderadora de la mesa dedicada a los Desafíos de las empresas en la nueva economía global, porque “con incertidumbre no hay momento aburrido”.

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