La AIE señala a Rusia por su responsabilidad en la crisis energética europea
El jefe del organismo dependiente de la OCDE cree que el país euroasiático está enviando un tercio menos del gas que podría y acusa a la semiestatal Gazprom de mantener bajo mínimos sus depósitos en suelo comunitario
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala directamente a Rusia por su papel en la crisis energética que atraviesa Europa. El director ejecutivo del organismo dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, una suerte de think tank de los países ricos), Fatih Birol, ha elevado este miércoles el tono contra el Gobierno de Vladímir Putin, al que acusa de estrangular el mercado europ...
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala directamente a Rusia por su papel en la crisis energética que atraviesa Europa. El director ejecutivo del organismo dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, una suerte de think tank de los países ricos), Fatih Birol, ha elevado este miércoles el tono contra el Gobierno de Vladímir Putin, al que acusa de estrangular el mercado europeo de gas natural. “Creemos que hay fuertes elementos de tensión en el mercado europeo del gas por el comportamiento de Rusia”, ha subrayado en una entrevista con el diario británico Financial Times. Los bajos envíos de gas ruso a Europa “coinciden”, ha destacado, con la escalada del conflicto con Ucrania, que enfrenta Moscú con Bruselas.
Birol cree que el país euroasiático —que ha negado repetidamente cualquier responsabilidad en la crisis energética de sus vecinos— está reduciendo voluntariamente en un tercio su capacidad total de suministro de gas al Viejo Continente: “Entendemos que Gazprom está cumpliendo con sus compromisos contractuales a largo plazo, pero ha reducido las ventas al contado a Europa a pesar de que los precios de los contratos a largo plazo están muy por debajo de los actuales niveles al contado”. También, dice, está restringiendo los volúmenes de almacenamiento en sus depósitos de gas en suelo comunitario. “El actual déficit de almacenamiento en la UE se debe en gran parte a Gazprom”, ha cargado el jefe de la AIE.
Las reservas europeas de gas están hoy en el 50%. Son 15 puntos menos que hace justo un año, según los últimos datos de Gas Infraestructure Europe. La capacidad de los depósitos europeos bajo titularidad de la petrolera semiestatal rusa apenas representa el 10% de la capacidad total de almacenamiento de la UE. Sin embargo, según Birol, la mitad del déficit europeo se debe al bajo volumen almacenado por Gazprom. La firma, controlada en casi un 40% por el Estado ruso, cuenta con instalaciones de acopio de este combustible en Alemania, Austria, Letonia, Hungría y Eslovaquia. Desde allí suministra a otros países de la Unión.
Ambos factores —menores envíos; depósitos por debajo de su capacidad—, junto con una mayor demanda por parte de los países asiáticos, están elevando artificialmente los precios. Además, el encarecimiento del gas natural ha arrastrado consigo a los mercados eléctricos de los Veintisiete, en los que en las últimas semanas se han batido varios máximos y ha provocado un aumento inusitado en las tasas de inflación.
El petróleo regresa a niveles anteriores a ómicron
El crudo Brent, el de referencia en Europa, ha marcado este miércoles máximos de dos meses, antes de que la aparición de la variable ómicron sembrara el temor en los mercados. La publicación de un dato de inventarios más bajo de lo previsto en Estados Unidos, por mucho el primer consumidor mundial de petróleo, ha impulsado el barril por encima de los 85 dólares, a un paso de los máximos de finales de octubre.
Desde el 1 de diciembre pasado, cuando los inversores empezaron a descontar el impacto de la nueva variante sobre la economía, el Brent escala casi un 24%. A mediados de diciembre, cuando el mercado ya daba signos de ligera recuperación tras el susto de ómicron, los técnicos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) restaron importancia al impacto que esta tendría sobre el consumo (y, por tanto, sobre el precio) del crudo. "La demanda global", decían, "se mantiene sin cambios". Un mes después, el tiempo parece haberles dado la razón: los contagios siguen disparados, pero las constantes vitales del mercado petrolero permanecen intactas.