Evergrande: la crisis ‘subprime’ china

La posible quiebra de la firma inmobiliaria recuerda a lo sucedido con Lehman Brothers en la Gran Recesión, aunque hay diferencias importantes

Edificio de la promotora china Evergrande.REUTERS

La posible quiebra de la mayor promotora inmobiliaria china ha despertado el fantasma de la crisis de 2008. China tenía un modelo muy exitoso desde los años ochenta. El gigante asiático abandonó su sistema comunista de planificación y se convirtió en la fábrica del mundo. Trasladaba a millones de chinos del campo a las ciudades y necesitaban viviendas. Evergrande construía ciudades fantasmas que se llenaban después instalando fábricas. Era un modelo...

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La posible quiebra de la mayor promotora inmobiliaria china ha despertado el fantasma de la crisis de 2008. China tenía un modelo muy exitoso desde los años ochenta. El gigante asiático abandonó su sistema comunista de planificación y se convirtió en la fábrica del mundo. Trasladaba a millones de chinos del campo a las ciudades y necesitaban viviendas. Evergrande construía ciudades fantasmas que se llenaban después instalando fábricas. Era un modelo de desarrollo financiado con ahorro interno y bajo endeudamiento.

En 2008 el modelo se agotó. Los salarios en China habían aumentado y las nuevas fábricas se instalaban en Vietnam y sus países periféricos. Donald Trump y la guerra arancelaria que Biden mantiene le dieron la puntilla al modelo. Desde 2008 China se reinventó y pasó a un modelo basado en crecimiento del consumo interno y del sector servicios. Su superávit con el exterior ha desaparecido y su deuda pública y privada sobre PIB supera ya a países con el triple de renta por habitante como EE UU o Alemania.

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Evergrande siguió construyendo ciudades fantasmas que ya no se llenan y esos suelos y viviendas no tienen previsto tener demanda real en décadas. Es lo que sucedió en España durante la burbuja inmobiliaria, especialmente con el suelo. El Gobierno chino consciente del problema del sector inmobiliario aprobó un decreto que forzaba a las empresas del sector a reducir su endeudamiento. Evergrande es la punta del iceberg, ya que la mayoría de empresas promotoras no lo cumplen, las agencias de rating las han calificado muy próximas a la quiebra, los bancos y los mercados les han cerrado el grifo del crédito y sus acciones se están desplomando en bolsa.

Para llegar a ser otro Lehman Brothers sería necesario que este evento de crédito provoque la quiebra de algún banco chino grande y eso contagie al sistema financiero chino y luego global. En 2008, EE UU se enfrentaba a unas elecciones en noviembre y eso atenazó a un gobierno de derechas para tomar medidas impopulares como rescatar bancos. En China no tienen ese problema. China ya resolvió una crisis bancaria hace 20 años, limpió los activos tóxicos de los cuatro grandes bancos, dejó caer a buena parte del resto y creó un banco malo que este año ha tenido que recibir capital público. O sea, los chinos son expertos en dar la patada a seguir y maquillar artificialmente los balances.

Lehman cayó porque colapsó el mercado de pagarés e interbancario. Los mercados monetarios y de capitales chinos han crecido, pero siguen teniendo un tamaño pequeño en comparación con EE UU. Eso reduce el riesgo de contagio y lo acota al crédito interno, formal a través de los bancos e informal a través de prestamistas.

Las crisis financieras tienen la misma dinámica que un huracán y son impredecibles. Por lo tanto, conviene mantener la prudencia. Los bonos privados europeos ya han aumentado su rentabilidad este martes, pero las primas de riesgo de países siguen estables. Este es el talón de Aquiles de la economía española.

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