Una dieta sin malos humos

De La Conca produce alimentos que eliminan las emisiones de carbono

Armand Folch (izquierda) y Rubén Roc.

Armand Folch y Rubén Roc, fundadores de De La Conca, llevan la sostenibilidad en su ADN. Folch se crio en una masía de cultivo biodinámico de Tarragona y ambos se conocieron estudiando ingeniería medioambiental. Comprobaron cómo hasta un 32% de la huella de carbono se deriva de la forma de alimentarnos, lo que les puso manos a la obra para buscar alternativas más limpias. “No hay un secreto. Para evitar esta huella hay que usar producto local, ecológico, sin pesticidas y sin plásticos”, asegura Folch.

En 2018 y...

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Armand Folch y Rubén Roc, fundadores de De La Conca, llevan la sostenibilidad en su ADN. Folch se crio en una masía de cultivo biodinámico de Tarragona y ambos se conocieron estudiando ingeniería medioambiental. Comprobaron cómo hasta un 32% de la huella de carbono se deriva de la forma de alimentarnos, lo que les puso manos a la obra para buscar alternativas más limpias. “No hay un secreto. Para evitar esta huella hay que usar producto local, ecológico, sin pesticidas y sin plásticos”, asegura Folch.

En 2018 y con 30.000 euros de fondos propios pusieron la primera piedra de lo que hoy es la barcelonesa De La Conca. Su objetivo era minimizar las emisiones de CO2 cuantificando el consumo de energía en las materias primas, el procesado y la distribución. Como es casi imposible no generar emisiones (“necesitas un camión para el transporte, por ejemplo”), las compensan con la compra de créditos de carbono. Han invertido en reforestación de la península de Yucatán (México) o en Panamá. En 2020 han compensado 60,7 toneladas de CO2, que equivalen a 242.537 kilómetros recorridos por un vehículo con pasajeros.

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El primer producto que lanzaron al mercado fue una sal marina con hierbas que recogen en un manantial salado en Alicante que se originó hace 250 millones de años. “Es una sal sin refinar que sale de una cápsula del tiempo. Tiene todo lo bueno del mar y nada de lo malo, ya que está libre de microplásticos”, explica el cofundador. Le siguieron las infusiones, el chocolate o la pasta, que pronto desaparecerá del catálogo, “porque el margen no es rentable”, apunta Folch, pero que se compensará con la inclusión de una gama de salsas variadas.

Todos sus productos exhiben la etiqueta de vegano y ecológico y sus envases son reciclables y compostables. “En las infusiones eliminamos un 35% de la huella de carbono solo con el envase. Quitamos la bolsita exterior de propileno y la interior de nailon y la sustituimos por un material derivado de la corteza de árbol que hace un proveedor en Murcia”. Unos proveedores que, según Folch, no fueron fáciles de encontrar. “Debían estar dispuestos a pasar auditorías de todo tipo: de energía, de gasto de agua… Tardamos en dar con ellos, pero ahora son fieles”. Están en 500 puntos de venta, como Alcampo, Carrefour o Veritas. Con 13 empleados, en 2020 facturaron 253.000 euros con un ebitda de 76.000. Exportan a 13 países, entre los que destacan Holanda, Noruega y el Reino Unido.

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