El PIB cae más en los países de América Latina con mayor número de muertos por la covid-19
Un estudio de los principales países de la región muestra la relación entre recuperación económica y mejor manejo de la pandemia
La pandemia de coronavirus ha afectado a la economía de todos los países, pero a algunos les ha ido mejor -o menos mal- que a otros. En América Latina, dos variables fueron decisivas: aquellos países que registraron más muertes por covid-19 fueron también los que sufrieron la mayor recesión económica. En cambio, los que aumentaron el gasto público para estímulos y ayudas económicas consiguieron fomentar el consumo y suavizaron la caída. Esta es la conclusión de un estudio de ...
La pandemia de coronavirus ha afectado a la economía de todos los países, pero a algunos les ha ido mejor -o menos mal- que a otros. En América Latina, dos variables fueron decisivas: aquellos países que registraron más muertes por covid-19 fueron también los que sufrieron la mayor recesión económica. En cambio, los que aumentaron el gasto público para estímulos y ayudas económicas consiguieron fomentar el consumo y suavizaron la caída. Esta es la conclusión de un estudio de Prospectiva Consultoria, que ofrece análisis de políticas y mercados en la región. El estudio también analizó con ojo crítico a las seis mayores economías latinoamericanas —Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú— y encontró que la combinación de mejores resultados económicos y menos muertes se ha traducido en más popularidad para los gobernantes.
Según el estudio, países como Uruguay y Paraguay fueron “menos golpeados o asolados durante menos tiempo” y lograron mantener un nivel de actividad económica más cercano al observado en 2019. Lo contrario ocurrió con países como México y Brasil, “donde los indicadores de contagio se mantuvieron elevados durante más tiempo”. Ambos países tardaron en aplicar las medidas de distanciamiento social recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, y ambos presidentes minimizaron los efectos de la enfermedad. En el caso de Brasil, correspondió a los gobernadores y alcaldes mantener cerradas las empresas y las escuelas mientras el presidente Jair Bolsonaro negaba la gravedad de la pandemia y boicoteaba las medidas. El resultado fue lo peor de ambos mundos: las medidas frenaron la economía a lo largo de 2020, y no evitaron el elevado número de muertos, 236.201 desde el inicio de la pandemia, según el boletín del pasado jueves del ministerio de Sanidad.
Pero a diferencia de México, el Congreso de Brasil aprobó medidas de estímulo fiscal y monetario que pronto fueron adoptadas por el Gobierno de Bolsonaro. La principal fue el programa de ayuda de emergencia, que proporcionaba a las familias brasileñas 600 reales por adulto, o 1.200 reales para las madres solteras, hasta diciembre del año pasado. Expertos y comentaristas políticos creen que el programa fue decisivo para que la popularidad de Bolsonaro se mantuviese, a pesar de su negacionismo a la hora de afrontar la crisis sanitaria.
El estudio indica que estas medidas han contribuido a mantener cierto dinamismo económico. “Aunque sufrió una curva epidémica similar a la de Brasil, México terminó el tercer trimestre con una brecha del PIB covid-19 casi 5 puntos porcentuales mayor que la de Brasil, porque fue el país que menos utilizó la política fiscal para mitigar los efectos de la pandemia”, explica la investigación de Prospectiva. Perú, por su parte, siguió un patrón similar al de Brasil, con un elevado gasto fiscal que compensó la fuerte presión sufrida por la pandemia.
El estudio de Prospectiva asegura que los resultados desmienten la hipótesis de que el aumento del gasto público sería contraproducente en América Latina. “La supuesta razón es que el daño a las expectativas fiscales de los países sería tan alto que el uso de la política fiscal inhibiría las inversiones e implicaría mayores retracciones económicas”, explica. Este argumento fue utilizado principalmente por economistas vinculados al Gobierno brasileño, además del propio ministro Paulo Guedes, para quien las reformas liberales y la responsabilidad fiscal serían el mejor antídoto contra la pandemia. “En la práctica, los países latinoamericanos no parecen haber presentado un patrón diferente al de los países más ricos”, concluye el estudio.
Adriano Laureno, economista senior de Prospectiva Consultoría, explica que, a pesar de los efectos positivos de los estímulos económicos, y de las recomendaciones del propio Fondo Monetario Internacional para que se apliquen, el mercado brasileño parece menos dispuesto a acoger las medidas en 2021. “El año pasado lo vieron como algo puntual. Pero ahora hay mucha gente que piensa que la deuda ya ha aumentado mucho y que, en 2021, parecerá que estas medidas son recurrentes”, explica. El argumento de este sector, explica Laureno, es que estos estímulos pueden tener efectos adversos sobre la estabilidad y la inflación, reduciendo el consumo de empresas y particulares. Por su parte, Guedes argumentó recientemente que la factura de la pandemia no puede ser transmitida a las generaciones futuras.
Estímulos y popularidad
El estudio de la consultora midió la relación entre el PIB, el estímulo económico y la popularidad de los gobiernos de las seis principales economías latinoamericanas. “Mientras que, en Perú, que invirtió el 15,8% del PIB, el expresidente Martín Vizcarra vio aumentar su aprobación en 29 puntos porcentuales entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, en México, que gastó apenas el 1,1%, Andrés Manuel López Obrador vio caer su aprobación. Aunque sigue siendo alta, todavía no ha vuelto al nivel que tenía Obrador a finales de 2019″, explica el estudio. Colombia, Chile y Argentina fueron otros países donde sus presidentes alcanzaron un pico de popularidad entre abril y mayo de 2020. El presidente mexicano tuvo una caída de unos diez puntos porcentuales entre principios y finales del año pasado, según los periódicos mexicanos, pasando de algo más del 70% a una media del 60%.
Por otro lado, la encuesta también evalúa que este aumento de popularidad se disipó a lo largo del año. “Tales acciones resultaron relevantes y con efectos persistentes en la popularidad sólo en la medida en que afectaron al PIB”. La conclusión es que la popularidad de los gobernantes se mantuvo alta cuando la actividad económica se mantuvo en niveles similares a los de 2019. En términos numéricos, “cada punto porcentual adicional del PIB garantizó 3,3 puntos porcentuales adicionales a las aprobaciones presidenciales”.