Teladoc Health muestra las dos caras del galeno digital
El gigante estadounidense de la telemedicina apuesta por crecer en España tras asociarse con Telefónica
La telemedicina no es Facebook. Por mucho interés que tenga en el negocio. Nada más lejos de la fragilidad humana aquello de “moverse deprisa y romper cosas”. Pero el mundo escucha ese fonendoscopio 2.0. Palpita lo asincopado y lo rítmico. McKinsey calcula que los ingresos de la salud digital (farmacias virtuales, telemedicina, dispositivos portátiles, aplicaciones…) pasará de los 350.000 millones de dólares del año pasado a 600.000 millones en 2024. De 288.000 a 495.000 millones de euros. Esto sucederá en el planeta. En el de...
La telemedicina no es Facebook. Por mucho interés que tenga en el negocio. Nada más lejos de la fragilidad humana aquello de “moverse deprisa y romper cosas”. Pero el mundo escucha ese fonendoscopio 2.0. Palpita lo asincopado y lo rítmico. McKinsey calcula que los ingresos de la salud digital (farmacias virtuales, telemedicina, dispositivos portátiles, aplicaciones…) pasará de los 350.000 millones de dólares del año pasado a 600.000 millones en 2024. De 288.000 a 495.000 millones de euros. Esto sucederá en el planeta. En el detalle, los analistas estadounidenses de Forrester Research creen que en 2021 este mercado alcanzará en su país 43.000 millones de dólares, con más de 440 millones de consultas virtuales.
Preocupa la salud mental, la depresión, la ansiedad... Uno de cada cinco americanos, según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales, padece alguna de estas enfermedades. Este año ha habido 182 millones de visitas digitales por esos trastornos. EE UU no está bien, China no está bien, Europa no está bien; casi todo el mundo está de alguna manera “herido”. Los gigantes tecnológicos (Facebook, Apple, Google), las farmacias, los hospitales, las aseguradoras, decenas de aplicaciones y el capital más especulativo se han dado cuenta del sufrimiento y, sobre todo, del dinero. La consultora CB Insights —cita The Economist— calcula que los fondos destinados en el tercer trimestre de 2020 a este galeno virtual suman el récord de 8.400 millones de dólares (6.900 millones de euros). Más del doble que en 2019.
En este mundo de médicos virtuales, el principio activo es el dinero. En septiembre Amwell, una firma de telemedicina en la que Google ha invertido 100 millones de dólares, levantó en su opa unos 724 millones. Hoy, su capitalización bursátil anda en 6.000 millones de dólares. Y la demanda no para de crecer. Doctolib, una empresa francesa, sostiene que sus videoconsultas en Europa han crecido de 1.000 a 10.000 diarias.
Este es el espacio donde prescribe su negocio la estadounidense Teladoc Health, uno de los gigantes del sector con más de 2.000 trabajadores. Este año prevé que alcanzará 1.015 millones de dólares de facturación y unos diez millones de consultas virtuales. ¿Gracias a la pandemia? Ellos lo niegan. “Solo un 10% de nuestras visitas está relacionada con la covid-19. La gente nos consulta enfermedades no infecciosas, incluyendo hipertensión, dolores de espalda, problemas dermatológicos, ansiedad y depresión”, desgrana Jason Gorevic, consejero delegado de Teladoc Health. Es una manera de justificar: esto no es coyuntural, es la sanidad del siglo XXI. Eso sí. “El coronavirus ha acelerado su implantación entre tres y cinco años”, defiende.
Pero la estrategia de la compañía ha sido acumular estratos. Ha ido comprando empresas. En 2018 adquirió la española Advance Medical —una firma de telemedicina fundada por Marc Subirats y Carlos Nuevo, que se “encarga de supervisar desde Barcelona todas las operaciones comerciales fuera de Norteamérica”, puntualiza el consejero delegado, y buscar acuerdos con aseguradoras españolas—, también han sumado en agosto Livongo Health (especializada en pacientes crónicos, por la que pagó 18.500 millones de dólares) e InTouch Health, centrada en telemedicina hospitalaria.
¿El fin? “Queremos seguir con nuestra política de crecimiento orgánico e inorgánico”, avanza Gorevic. Una estrategia cara. ¿Hacia dónde lleva? “Un área que puede complementar su oferta de servicios son las terapias físicas”, reflexiona Arielle Trzcinski, analista sénior de Forrester Research. Todo esto corresponde a un sector que vive en un agitado ambiente de compras. Omada (tratamientos físicos) adquirió Physera a comienzos de año para competir con firmas como Kaia, Kiio, Sprite Health o Sword Health. La mayoría tiene áreas muy desarrolladas en las terapias físicas y el dolor.
Algunos médicos están preocupados porque esta exposición digital puede alejar a pacientes, por ejemplo, con cáncer, de las consultas. “Definitivamente es medicina en la oscuridad”, advierte en The New York Times Sean Morris, doctor de familia en Londres. “Es arriesgado y no es con lo que estamos familiarizados. Existe la preocupación de que si traemos menos pacientes, resulta posible que no veamos signos de enfermedades más sutiles como el cáncer”.
Socio de Telefónica
Pero Teladoc Health crece, está en más de 175 países y “en España gracias a la red 5G de nuestro socio Telefónica —con quien ha lanzado Movistar Salud— podemos llegar a 14 millones de clientes”, avanza Gorevic. “Un crecimiento [impulsado en España] por enfermedades crónicas como la diabetes, un servicio que esperamos aportar pronto”, revela. Los vientos soplan de cola (la acción se ha revalorizado un 132% este año y entre los accionistas destaca BlackRock, la mayor gestora por activos del mundo) y “debido a la demanda de nuestros servicios de enfermedades no infecciosas y un cambio en las expectativas del cliente, estamos confiados en nuestro crecimiento”, relata el ejecutivo. “Damos servicio a más de 70 millones de personas”, añade.
Los norteamericanos ven en esta medicina de zoom una vía para reducir la inmensa inequidad de su sistema sanitario. “Llevamos mucho tiempo diciendo que el cuidado virtual es el gran nivelador para proporcionar acceso a una salud de alta calidad”, subraya el consejero de Teladoc. Pero ni las videollamadas o el teléfono son adecuados para todo el mundo. Pensemos en las personas con discapacidad para al aprendizaje, pensemos en la fragilidad de los más débiles; pensemos en su salud.
Desafiar al tiempo
La pandemia ha cambiado las urgencias en la medicina. Hay una transformación social. Al menos, si es acertado el trabajo de la consultora McKinsey. El 74% de los pacientes entrevistados están muy satisfechos de los servicios de atención médica a distancia. Ya sean consultas online o telefónicas. Algunos expertos creen que después de la pandemia su presencia será indispensable para reducir las atestadas salas de espera, sobre todo las urgencias. “Estamos observando un entusiasmo absolutamente creciente en torno a los servicios de telesalud”, reflexiona Jason Gorevic, consejero delegado de Teladoc Health. Quizá la palabra “entusiasmo” resulte excesiva. Pero si todas las horas hieren, en medicina la última mata. Por eso el tiempo es vital. “Cuanto más esperen en la sala los pacientes, más se puede deteriorar su estado”, advierte en The New York Times la economista e investigadora médica Lindsey Woodworth, de la Universidad de Carolina del Sur. Si la medicina digital desafía y gana al tiempo, tal vez sea una buena receta.