Mauricio Claver-Carone, un opositor de Cuba y Venezuela al frente del BID

El nuevo presidente del banco ha sido una figura clave en el endurecimiento de las políticas de EE UU contra los regímenes chavista y castrista

Mauricio Claver-Carone, en la Casa Blanca en agosto.JIM LO SCALZO (EFE)

No hay nada más aborrecible para Mauricio Claver-Carone (Miami, 1975) que los regímenes de Venezuela y Cuba. “Sin democracia, lo demás es irrelevante”, decía sobre ellos en 2012 el nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuando era el anfitrión de la tertulia radiofónica From Washington al mundo en la cadena de radio de Cristina Saralegui, una de las cubanas más influyentes en Florida. Claver-Carone...

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No hay nada más aborrecible para Mauricio Claver-Carone (Miami, 1975) que los regímenes de Venezuela y Cuba. “Sin democracia, lo demás es irrelevante”, decía sobre ellos en 2012 el nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuando era el anfitrión de la tertulia radiofónica From Washington al mundo en la cadena de radio de Cristina Saralegui, una de las cubanas más influyentes en Florida. Claver-Carone también se ha convertido meteóricamente en un cubano americano influyente en Washington hasta llegar a hablarle al oído al presidente Donald Trump sobre Latinoamérica.

Nacido en Miami, de padre español y madre cubana, Claver-Carone creció entre Madrid y Florida y se ha descrito como latinoamericano durante el proceso de selección del banco. “¿Qué me hace a mí menos hispano?”, dijo por las críticas a su candidatura por ser un ciudadano estadounidense en una carrera tradicionalmente hecha para latinoamericanos. Construyó a lo largo de los años un fuerte arraigo con la comunidad cubana exiliada hasta liderar organizaciones como Cuba Democracy Advocates y el US-Cuba Democracy PAC (siglas en inglés para Comité de Acción Política), entidades independientes que con dinero de donantes impulsan sus agendas y apoyan a políticos leales a su causa. Es abogado por la Universidad de Georgetown y profesor de Derecho en la Universidad George Washington. Su experiencia en la política pública comenzó en el Departamento del Tesoro como asesor en temas internacionales y luego como representante interino de Estados Unidos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Fue parte del equipo de transición de Donald Trump cuando llegó a la presidencia y más tarde fue nombrado asesor del presidente en temas de América Latina. Desde allí, ha emprendido el endurecimiento de las políticas de Estados Unidos contra Venezuela y Cuba. Durante el Gobierno de Obama, fue una de las voces más críticas ante el restablecimiento de las relaciones con La Habana. En 2015, en una columna en The Wall Street Journal aseguró que los turistas estadounidenses estaban apoyando al régimen castrista con el dinero gastado en sus vacaciones en la isla. “Financia las operaciones del Gobierno [cubano] para compartir inteligencia con grupos terroristas y regímenes rebeldes y promover la violencia”, escribió entonces. Su combate contra el castrismo ha estado alineado con el de otro prominente político republicano de Florida: el senador Marco Rubio.

En los tres meses que los países miembros del BID tuvieron para decidir su voto, Claver-Carone sostuvo tensiones con el Gobierno de Argentina. Le acusó de maniobrar para “intentar secuestrar la elección”, después de que el país sudamericano intentó reunir apoyos para aplazar la votación hasta marzo de 2021. El encontronazo con Argentina no había sido el primero del nuevo presidente del BID con ese país. En diciembre de 2019, el asesor de Trump viajó a Buenos Aires como representante de Estados Unidos a la ceremonia de posesión de Alberto Fernández como presidente, sin embargo, abandonó la ciudad antes del acto tras saber que otros de los invitados eran el expresidente de Ecuador Rafael Correa y el ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez. Declaró, al diario Clarín, que se marchaba porque se había encontrado con “invitaciones y sorpresas desagradables” y canceló todas sus reuniones. Dio el portazo, no sin antes describir a los gobernantes de Cuba y Venezuela como “dictadores de segunda y tercera categoría”.

El ímpetu que el nuevo presidente del BID refleja hacia algunos Gobiernos latinoamericanos ha quedado patente durante el proceso de elección. Llamó a la maniobra argentina para aplazar el voto un “esfuerzo minoritario obstaculizador y subversivo”. Su lenguaje, generalmente a la ofensiva, cristaliza su visión sobre Latinoamérica. “Soy apasionado en temas de la libertad y la democracia. Soy apasionado en los temas del desarrollo económico y soy apasionado en los temas de la verdad y la honradez, y los reglamentos y el propósito. Así que, de la misma manera que soy un abogado efectivo en esos temas, voy a ser un abogado efectivo para la región si soy elegido”, dijo en agosto a varios periodistas.

Claver-Carone se ha comprometido a distribuir el crédito del BID sin prejuicios entre los países latinoamericanos. Su candidatura fue presentada con el espaldarazo de El Salvador, Guyana, Haití, Paraguay e Israel. Ha prometido que solo estará al frente de la institución durante cinco años y que no buscará la reelección. El enfoque que ha garantizado estará en hacer más eficiente el flujo de los recursos del banco para que también beneficie a los pequeños países de América Latina —el BID maneja préstamos por unos 12.000 millones de dólares al año— y en asegurarse de que China no continúe su avance en Latinoamérica con la financiación de ambiciosos proyectos.

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