La cuantía y los recortes del fondo de reconstrucción tensan al máximo la cumbre de la UE
Después de tres días de negociación, los países siguen sin llegar a un acuerdo. Las conversaciones se reanudan este lunes por la tarde. La nueva propuesta de Michel se basará en una partida de 390.000 millones de euros en subsidios
La tercera jornada de la cumbre europea para crear un fondo que palíe el devastador impacto económico de la covid-19 fue otra montaña rusa de lentos ascensos hacia un posible acuerdo y vertiginosas caídas hacia la ruptura de las negociaciones. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, multiplicó los contactos multilaterales en todos los formatos posibles y hasta las siete de la tarde del domingo no vis...
La tercera jornada de la cumbre europea para crear un fondo que palíe el devastador impacto económico de la covid-19 fue otra montaña rusa de lentos ascensos hacia un posible acuerdo y vertiginosas caídas hacia la ruptura de las negociaciones. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, multiplicó los contactos multilaterales en todos los formatos posibles y hasta las siete de la tarde del domingo no vislumbró el terreno necesario para convocar la primera sesión plenaria del día.
Tras la sesión plenaria, Michel retomó los contactos bilaterales durante toda la madrugada del domingo a lunes. Y tras reunir de nuevo a los 27 presidentes de gobierno a las 5.45, disolvió la reunión hasta las 16 horas de este lunes, cuarta jornada de una de las cumbres más largas en la historia de la UE. El presidente del Consejo parece decidido a presentar una nueva propuesta de compromiso que permita aprobar el fondo de recuperación de la UE.
La nueva propuesta de Michel, según fuentes comunitarias, se basará en una partida de 390.000 millones de euros en subsidios, próximo al umbral planteado por Francia, y muy por encima de los 350.000 aceptados durante la noche por los llamados países frugales. Este grupo, liderado por el primer ministro holandés Mark Rutte, había logrado numerosas concesiones durante la cumbre. Pero en las últimas horas parece haber hastiado al resto con sus exigencias, en particular al presidente francés, Emmanuel Macron. Y Michel, según fuentes comunitarias, parece decidido incluso a rebajar alguna de las ofertas que les había hecho, como el descuento en sus contribuciones al presupuesto comunitario. La negociación aún se anuncia dura.
La creciente presión sobre el primer ministro holandés, Mark Rutte, sobre todo por parte de Alemania y Francia, ha llevado a los llamados socios frugales (Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca) a apoyar una propuesta de compromiso presentada por Finlandia. El plan finlandés rebaja el fondo de recuperación en 50.000 millones, hasta los 700.000. Y reduce la parte de subsidios de medio billón de euros a 350.000 millones, con el resto dedicado a préstamos.
La propuesta resulta inaceptable para el resto de socios, que reclaman, como mínimo, 400.000 millones de euros en subsidios. Esas delegaciones recuerdan que Rutte y sus aliados ya han obtenido grandes concesiones, en forma de cheques de descuento en su aportación al presupuesto comunitario, y de un freno de emergencia para retrasar o evitar el desembolso del fondo cuando consideren que un beneficiario no acomete las reformas para las que solicitó financiación.
La brecha entre unos y otros, de 50.000 millones de euros, parecía insalvable al inicio de la primera y única sesión plenaria del domingo. Durante el pleno, en forma de cena de trabajo, se rozó la ruptura inminente en varios momentos, según fuentes diplomáticas. El presidente del Consejo, en uno de los momentos más críticos del encuentro, hizo un llamamiento a los 27 líderes a recordar que “estamos ante una crisis sin precedentes” y que “hoy el mundo ha cruzado el umbral de 600.000 muertos” por la pandemia.
Michel recordó a Rutte y sus aliados que ya ha rebajado dos veces la propuesta inicial del fondo (500.000 millones de euros en subsidios y 250.000 millones en créditos). La última cifra sobre la mesa apunta a 400.000 millones y 350.000 millones, respectivamente. “A lo largo de toda la negociación he escuchado a todas las partes y he mostrado un gran respeto”, señaló Michel, según fuentes comunitarias. Y expresó su deseo de que la prensa europea se hiciera eco este lunes de un acuerdo que muestre que “la UE ha tenido éxito en una misión imposible”.
En el debate también ha irrumpido, a distancia pero de manera muy significativa, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. En declaraciones a la agencia Reuters, Lagarde señalaba a media tarde del domingo, coincidiendo con la difusión de la propuesta de mínimos, que “el acuerdo de los líderes debe ser ambicioso en términos de tamaño y de composición del paquete, incluso si hace falta un poco más de tiempo”.
La irrupción de Lagarde reforzaba a los partidarios de una intervención presupuestaria contundente para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia, cuyo mayor impacto, según la Comisión Europea, se producirá en otoño, con una escalada en la tasa de paro y una multiplicación del número de empresas quebradas. Las palabras de Lagarde también parecían neutralizar el temor a una tormenta bursátil en caso de ruptura de las negociaciones, una amenaza que, sin el BCE de por medio, jugaba en contra de España e Italia y podía llevarles a aceptar un acuerdo de mínimos para evitar un desastre inminente.
La secuencia de encuentros y desencuentros se repitió a lo largo del domingo, durante una cumbre que empezaba a aspirar a ser la más larga de la historia, codeándose con la de Niza en el año 2000, que se prolongó desde la mañana de un jueves 7 de diciembre hasta la mañana del lunes siguiente. La de este mes de julio ha alcanzado hasta aires de película, con el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, marchándose a su país (a 200 kilómetros) para asistir a un consejo de ministros y regresar a toda velocidad para reincorporarse al Consejo Europeo. Los medios luxemburgueses calculan que hizo el trayecto de ida en solo hora y media.
La propuesta de los ‘frugales'
La propuesta finlandesa, aunque considerada de mínimos por otras delegaciones, es el primer movimiento tangible de apertura de los autodenominados frugales hacia un posible acuerdo. “Hemos pasado de 0 euros en subsidios a 350.000 millones”, destaca una fuente diplomática del grupo.
El equipo de Michel llevaba casi 72 horas intentando abrir esa fisura, sin ningún éxito aparente. “Los frugales se han negado todo el tiempo a manifestar claramente una oferta que les pudiese comprometer y menos aún en las sesiones plenarias delante del resto de socios”, apunta una fuente comunitaria. A media tarde del domingo, cuando el ambiente alcanzaba uno de los puntos más sombríos de la jornada, se conocía la fórmula de compromiso planteada de la delegación finlandesa, encabezada por la ministra Sanna Marin.
Marin, con el respaldo de los cuatro frugales, plantea un fondo más reducido y con solo el 50% destinado a subsidios, en lugar del 66% planteado inicialmente por la Comisión Europea. La oferta está supeditada a que se acepte una abultada rebaja en la contribución de los frugales al presupuesto comunitario y un endurecimiento en el control de los desembolsos del fondo.
Para las delegaciones interesadas en la creación del fondo, el tajo propuesto parece ir demasiado lejos, sobre todo combinado con las otras dos concesiones (cheques y cuasi derecho de veto en el fondo).
“La voluntad de compromiso no nos hará renunciar a la ambición legítima que debemos tener”, advertía el presidente francés, Emmanuel Macron, a su llegada al edificio Europa en la mañana del domingo. Con semblante serio y aparentemente contrariado por la falta de avances en las dos jornadas anteriores, Macron subrayaba que el acuerdo “no se hará a costa de sacrificar la ambición europea”.
Casi todos los primeros ministros y jefes de Estado, conscientes de la trascendencia de una cumbre europea en la que se dirime el mayor paquete presupuestario en la historia de la UE, marcaron el terreno de la negociación con declaraciones a su llegada a la sede del Consejo Europeo, o a lo largo del día. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo, en cambio, un hermético silencio, desaparecido mediáticamente durante toda la jornada, a pesar de que España es, junto a Italia, el socio más golpeado por la pandemia y uno de los mayores beneficiarios potenciales del plan de recuperación.
Fuentes francesas apuntaban ya antes del encuentro que la rebaja de los subsidios por debajo de los 400.000 millones de euros podría resultar inaceptable. Un listón que Rutte y sus aliados intentaron hacer trizas durante todo el día, así como acabar con la simbólica cifra de los 750.000 millones propuestos por la Comisión.
El largo regateo ha generado una enorme tensión y desconfianza entre las delegaciones, cuyo denominador común es la necesidad de llegar a un acuerdo pero con serias discrepancias en cuanto al volumen y la distribución de las ayudas. “Pinta muy negro” apuntaban desde fuentes españolas poco antes del plenario. Algunas fuentes temen que la oferta frugal solo busque preparar el relato del fracaso, para librarse de cualquier responsabilidad y evitar que se les acuse de inmovilismo.
El rechazo al plan frugal quedó en evidencia nada más comenzar la sesión plenaria. “Italia, España, Francia y Alemania, entre otros, creen que el recorte es excesivo y obligaría a sacrificar partidas relacionadas con objetivos medioambientales y digitales”, apunta una fuente comunitaria.
Esos mismos socios recordaron durante la cena que a Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca ya se les ha ofrecido una rebaja en su contribución a las cuentas de la UE que superaría, entre los cuatro, los 20.000 millones de euros en siete años (2021-2027). El choque fue tan frontal que Michel, de momento, ha optado por no presentar una nueva propuesta de compromiso (lo que se conoce como negobox en la jerga comunitaria). Pero las negociaciones continúan.