¿Podré llevar a mi hijo este verano al campamento?

Las empresas que organizan estancias estivales para los más jóvenes evitan dar por perdida la campaña pese a la incertidumbre, el desplome de las reservas y el daño económico

Natalia Otero
Madrid -
Un grupo de niños juega en la piscina de un campamento de verano en Villanueva de la Cañada (Madrid).raúl urbina

Al igual que las fiestas patronales, los días de playa, los festivales y los viajes, los campamentos penden de un hilo en un verano marcado por la pandemia. Al menos, tal y como se hacían hasta ahora. Tras un año escolar atípico y sin saber aún si podrán desarrollar la actividad y en qué condiciones, las empresas organizadoras contienen el a...

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Al igual que las fiestas patronales, los días de playa, los festivales y los viajes, los campamentos penden de un hilo en un verano marcado por la pandemia. Al menos, tal y como se hacían hasta ahora. Tras un año escolar atípico y sin saber aún si podrán desarrollar la actividad y en qué condiciones, las empresas organizadoras contienen el aliento. A pesar de que la incertidumbre, la caída en las reservas y el daño económico, que ya se deja sentir, dominan la situación, el sector evita dar la temporada por perdida y busca adaptarse a diferentes escenarios.

Carlos Lázaro, director ejecutivo de Natuaventura, cuenta por teléfono que varios miles de niños pasan por sus campamentos cada año. “Las actividades de entre marzo y junio las damos prácticamente por perdidas”, dice. Este primer tramo de la temporada supone, aproximadamente, el 80% del volumen anual. “Nos queda ver si tendremos o no las de julio”, añade. Llevan 20 años en el sector y es la primera vez, asegura Lázaro, que no saben si podrán resistir.

En un año normal estarían haciendo entre 40 y 80 reservas al día para sus campamentos multiaventura, tecnológicos y deportivos. “En los últimos 10 días hemos tenido dos”, asevera Lázaro. La bajada en las reservas es uno de los principales síntomas del coronavirus en el sector: “Ahora estaríamos cerrando ya las primeras quincenas y, en este momento, no llegan al 50%”, dice José Manuel Fernández, director de Intercamp.

Los campamentos de idiomas y multiaventura que organiza Intercamp acogen a más de mil niños cada año. Ahora, anuladas las actividades previas al verano, calculan que el impacto en su facturación anual, que ronda los 600.000 euros, está en torno al 30%.

La palabra incertidumbre se repite una y otra vez. “Con vistas al verano estamos a la expectativa. Vamos viendo cómo evoluciona la situación día a día, semana a semana”, comenta al otro lado del teléfono Jose Taboada, director de Fervenzaventura, por cuyos campamentos multiaventura, con granja y talleres, pasan alrededor de 6.000 niños anualmente. “Todo lo que sucede ahora nos condiciona el resto del año”, asegura.

Las empresas llevan preparando desde 2019 una campaña que aún no han podido ejecutar. “Los campamentos medios van de los 400 a los 650 euros, precio de venta al público. El 90% de ese dinero son costes”, dice Lázaro. “Hasta hoy, ya hemos invertido en reservar la instalación, publicidad, comprar el material, tratar a los clientes, seguros, pedir los permisos administrativos…Y tener una oficina abierta y un almacén desde el año pasado”, añade.

Hasta el momento, la oferta para el verano de estas tres empresas sigue activa. También Art Surf Camp, que ofrece paquetes de ocio deportivo en la costa gallega enfocados en el surf, apuesta por conservar sus actividades estivales, aunque sus reservas han caído un 90% en el último mes. “Hay muchas consultas, mantenemos la actividad en redes, pero somos conscientes de que en esta situación no van a reservar”, dice el director, Manuel Alonso.

Las agencias de estancias lingüísticas, otra rama del sector, no solo dependen de la situación en España, sino también de la de otros países, lo que eleva la incertidumbre. En Aseproce, la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero, no se aventuran a pronosticar cómo será el verano. Marta Galea, secretaria general, sabe que afectará, pero no en qué medida.

“El Reino Unido y EE UU, que son dos mercados que reciben muchos estudiantes, también están en la punta de la crisis”, comenta Laia López, responsable de ventas de ESL Idiomas en el Extranjero España. “Estamos a la espera de ver cuándo abrirán fronteras, si harán especificaciones por nacionalidades y qué medidas tomarán los Gobiernos para poder asegurar el bienestar de los estudiantes”, añade. En 2019, unas 2.300 personas escogieron las estancias que ofrecía esta empresa.

Estos desplazamientos se realizan todo el año, pero el grueso se concentra en verano. Las reservas han bajado y, añade la responsable, la esperanza es que este mes se arroje un poco de luz, tanto en España como en los otros países, sobre las posibilidades de viajar en temporada estival. En mayo aún hay margen para recuperar usuarios, pero si a finales de mes la situación sigue igual, López cree que tendrían que dar la temporada por perdida. ESL mantiene activos los viajes a partir de junio con condiciones de anulación más flexibles y permite, por ejemplo, cambiar fechas sin penalización.

Cancelaciones flexibles

La flexibilización de las políticas de cancelación y modificación es una de las medidas por las que se apuesta para estimular la actividad. “Estamos transmitiendo tranquilidad. Se están dando más facilidades que ningún año”, dice Andrés Bayona, director de Buscocampamentos.com.

El sector ha activado el modo supervivencia a la espera de instrucciones. Algunas empresas han tenido que acogerse a un ERTE, otras buscan renegociar costes y la mayoría se esfuerza por mantenerse para poder reaccionar en cuanto expertos y políticos decidan sobre su situación.

Una de las preocupaciones principales llegado el momento es que, aunque se permitan los campamentos, las medidas de seguridad requeridas, como una limitación de aforo muy pronunciada, los imposibiliten en la práctica. “El campamento se mueve por cierto volumen de niños. Y ya no hablamos de ganar dinero, sino de que sea viable”, asevera Fernández. “Hay un cambio muy grande de cómo trabajábamos a cómo vamos a tener que trabajar. Es la primera vez en 15 años que no sabemos qué hacer, si es mejor abrir o cerrar”, dice Alonso.

Ajustar costes en bolsillos 'tocados'

Esta crisis también está afectando a la economía de las familias, y destinar al campamento entre 300 y 1.000 euros, que en el caso de viajes al extranjero llegan a varios miles, puede suponer un esfuerzo titánico, aunque para algunos padres sea una opción para conciliar. En este sentido, José Manuel Fernández, director de Intercamp, cuenta que están ajustando costes para ser más accesibles y negociando con entidades bancarias para ofrecer más facilidades de pago. También están analizando cómo acercar los campamentos a las comunidades de vecinos y urbanizaciones.

Otro punto fundamental para la remontada es la confianza de los padres. “La mejor noticia para nosotros es que los niños vuelvan al colegio, aunque sea una semana o dos, porque a las familias se les quitará un poco el miedo. Significará que si un niño va a al colegio puede ir al campamento”, cuenta Andrés Bayona, director de Buscocampamentos.com.

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