El informe de riesgos globales y el sistema financiero

El sistema financiero tiene un papel clave para reorientar las inversiones hacia una economía más ecológica y sostenible, garantizando con ello la estabilidad del sistema financiero y el crecimiento

Anualmente, el World Economic Forum presenta los resultados de su Encuesta sobre Percepciones de Riesgo Mundial que elabora mediante una consulta a casi mil personas provenientes del sector público, el sector privado, mundo académico y sociedad civil. El informe describe los riesgos que se advierten a nivel global identificando aquellos que pueden tener un efecto más catastrófico. Así, sobre una base de riesgos globales considerados y en un horizonte temporal de diez años, se solicita a los encuestados su impresión sobre la probabilidad de ocurrencia de cada uno de ellos y el impacto en caso de acontecimiento.

Pues bien, si hacemos una retrospectiva de estos riesgos en los últimos años podemos identificar un patrón claro de evolución. Mientras en plena Gran Recesión (2009) los riesgos que se percibían para la próxima década encontramos factores netamente económicos, en la actualidad (2019) estos son casi en su totalidad ambientales. No hay que olvidar que en 2008 ocurrió un histórico colapso financiero que demostró que la economía estaba netamente interconectada entre sí. En c...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Pues bien, si hacemos una retrospectiva de estos riesgos en los últimos años podemos identificar un patrón claro de evolución. Mientras en plena Gran Recesión (2009) los riesgos que se percibían para la próxima década encontramos factores netamente económicos, en la actualidad (2019) estos son casi en su totalidad ambientales. No hay que olvidar que en 2008 ocurrió un histórico colapso financiero que demostró que la economía estaba netamente interconectada entre sí. En cambio, venimos de un año 2018 donde se han registrado olas de calor, tormentas e inundaciones sin precedentes en todo el mundo y las emisiones globales de gases de efecto invernadero continuaron creciendo el año pasado, alcanzando una concentración de dióxido de carbono en la atmósfera a niveles sólo comparables con registros de hace 3 millones de años.

Otro elemento que nos recuerda anualmente este informe es el aumento de la interconectividad y el impacto potencial de los riesgos. Esta complejidad ha venido para permanecer en nuestra sociedad y economía y gestionar una empresa o una inversión significa considerar todo lo que podría afectarlo.

En este contexto, como ya señalaba el Plan de Acción para unas Finanzas Sostenibles (2018) de la Comisión Europea, el sistema financiero tiene un papel clave para reorientar las inversiones hacia una economía más ecológica y sostenible, garantizando con ello la estabilidad del sistema financiero y el crecimiento. En este proceso, uno de los elementos a potenciar ha sido la incorporación de los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) a la toma de decisiones de inversión y financiación. Este ámbito, que hasta ahora ha estado dentro de las opciones voluntarias o estratégicas de algunos inversores, pasará a operar en un entorno más reglamentado con el objetivo de mejorar la homogeneidad y trasparencia.

En este sentido, la nueva regulación que preparan las instituciones europeas busca asegurar que los gestores de activos, inversores institucionales y otro tipo de inversores incluyan este tipo de factores en sus decisiones de inversión y procesos de asesoría. En la jerga normativa se considera que este tipo de análisis pasa a ser parte del deber fiduciario de buena gestión y control de riesgos. Para ello, la normativa que está en debate en la actualidad en el Parlamento Europeo busca establecer reglas uniformes sobre los procedimientos que tienen para integrar los riesgos ASG en su proceso de inversión y asesoría. También se vinculará sobre el posible impacto que dichos elementos pueden tener en los rendimientos del producto o servicio proporcionado, independientemente de si se persiguen o no objetivos de inversión sostenibles.

Más específicamente, para los gestores de activos e inversores institucionales esto implicará informar de cómo se integran los riesgos ASG en lo que respecta a su estrategia de inversión, la gestión de riesgos, la asignación de activos y, su sistema de gobernanza. Además, para los asesores, gestores de cartera y distribuidores de seguros (cuando ofrecen productos de inversión basados en seguros), se les exigirá tener en cuenta dichos factores dentro de los procedimientos a aplicar en los test de idoneidad –nuevas preguntas - y en la selección del producto para sus clientes según sus preferencias.

Finalmente, de forma específica para aquellos inversores que señalen que sus estrategias de inversión son socialmente responsables deberán informar de forma específica sobre cómo perseguirán estos objetivos con sus decisiones de inversión, y en particular información sobre las metodologías utilizadas para valorar, evaluar y hacer seguimiento del cumplimiento y contribución de las decisiones de inversión a sus objetivos de sostenibilidad.

En definitiva, la normativa en ciernes trata de dar respuesta a esta creciente preocupación sobre riesgos no económicos ni financieros, aunque tendrá un impacto sobre los inversores con mayores requerimientos. Esto implicará un conocimiento específico y herramientas para los mismos que en muchos casos serán novedad, especialmente para aquellas entidades que nunca integraron estos ámbitos de análisis que el WEF nos presenta.

Ricardo Pedraz es consultor de Afi

Archivado En