El europeísmo ciudadano y el discurso de Pedro Sánchez ante el Parlamento Europeo

El presidente tendrá una sólida base para posicionarse a favor de una consistente profundización política de la UE cuando se dirija a la Eurocámara el próximo miércoles

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una visita anterior a Bruselas. / REUTERS

Suele decirse que la política exterior es continuación de la interior. Y también que la europea no es ya tanto política exterior como nacional.

Así que, si aceptamos ambas afirmaciones como válidas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tendrá una base extraordinariamente sólida para posicionarse a favor de una consistente profundización política de la UE cuando se dirija el próximo 16 de enero al pleno del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo.

Pues no será su caso similar al de otros presidentes o primeros ministros obligados a moderar sus prop...

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Suele decirse que la política exterior es continuación de la interior. Y también que la europea no es ya tanto política exterior como nacional.

Así que, si aceptamos ambas afirmaciones como válidas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tendrá una base extraordinariamente sólida para posicionarse a favor de una consistente profundización política de la UE cuando se dirija el próximo 16 de enero al pleno del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo.

Pues no será su caso similar al de otros presidentes o primeros ministros obligados a moderar sus propósitos europeístas, a la vista de que su ciudadanía no le acompañaría del todo ni gustosamente en el viaje de apostar por más y mejor Europa.

Al contrario, en el caso español, Sánchez sabe bien que los ciudadanos y las ciudadanas han recuperado su tradicionalmente mayoritaria convicción proeuropea e, igualmente importante, lo han hecho con gran coherencia. Así lo ponen de manifiesto todos los sondeos publicados.

El primero de ellos fue el Eurobarómetro de la Eurocámara de septiembre pasado: nítidamente por encima de la media a 28, el 68% de los encuestados considera que la pertenencia del país a la UE es algo positivo, y el 75% que España se ha beneficiado de ser miembro de la UE.

Datos que ha ratificado claramente el Barómetro de diciembre del CIS, cuya parte dedicada a Europa (nada menos que 15 preguntas) ha pasado lamentablemente desapercibida en los medios de comunicación, a pesar de la relevancia de las respuestas tabuladas. Veamos.

El 72% de los ciudadanos apuesta por conseguir más influencia de España en la UE. ¿Para qué? Si atendemos a sus preferencias, para promover un salario mínimo europeo (77%), crear un Ministerio de Economía y Finanzas comunitario (60%) o afrontar de forma prioritaria el desempleo, la inmigración, la educación, la sanidad, la igualdad de género, la desigualdad entre ciudadanos y países, los problemas económicos o la seguridad y el terrorismo.

Los españoles apoyan en un 59% la existencia de candidatos de las familias políticas a presidir la Comisión, y puntúan mejor a la UE y al Parlamento Europeo que a sus gobiernos y legislativos autonómicos

A esos propósitos europeístas, el CIS añade que los españoles apoyan en un 59% la existencia de candidatos de las familias políticas a presidir la Comisión, y que puntúan mejor a la UE y al Parlamento Europeo (las únicas instituciones que aprueban en una escala de 1 a 10) que a sus gobiernos y legislativos autonómicos, y también al Ejecutivo central y al Congreso de los Diputados (todos merecedores de un suspenso).

Especialmente interesante resulta la otra cara de la moneda de estas últimas respuestas: mientras el 57% cree muy o bastante útil votar en las elecciones al PE para defender los intereses de España, aquellos que afirman que se abstendrán o se lo están pensando no lo hacen por descontento con Bruselas o por considerar que esos comicios no sirven para nada, sino por desconfianza o hartazgo de la política, los partidos o directamente las urnas.

Hablábamos antes de coherencia. Y es que, frente al tópico de la desinformación sobre asuntos europeos, los españoles parecen estar bien avisados. Saben bien que el PP Europeo ha sido el más influyente en las políticas de la UE en el último lustro (mayoritario en el Consejo, el Parlamento y la Comisión, puede haberlo sido para lo bueno y para lo malo, por ejemplo, en la crisis económica), y apuestan en primer lugar por que ahora lo sean los socialistas y demócratas, en línea con su opinión de que es Pedro Sánchez quien puede hacer más por la ciudadanía de entre los políticos españoles en activo (con un 18% frente al 11% de Rivera, el 9’6% de Casado y el 7’6% de Iglesias).

Visto todo lo cual, si el presidente Pedro Sánchez le dice al PE el 16 de enero que puede contar con España para abrir un nuevo ciclo europeo tras las euroelecciones del 26 de mayo a fin de culminar la unión política, económica y social -lo que implica una orientación federal para el que esto escribe- que permita a la UE ejercer como una unión de valores para defender derechos frente al populismo, el nacionalismo excluyente y la ultraderecha, los eurodiputados actuales y futuros deberán saber que no solo les promete cumplir el programa de su Gobierno, sino el sentir de la mayoría ciudadana del país.

Y eso da mucha, muchísima fuerza.

* Carlos Carnero es director gerente de la Fundación Alternativas y ex eurodiputado

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