Editorial

Consumo reticente

Solo cuando el empleo repunte podrá hablarse de recuperación

El repunte en el consumo, en un 0,4% trimestral, ha sido el elemento más destacado de la composición del crecimiento de la economía española en el tercer trimestre del año, coincidiendo con el abandono de la recesión. No es una tasa que permita echar las campanas al vuelo, pero es tanto más destacable cuanto más pertinaces han sido sus ritmos negativos de crecimiento en los últimos años. En realidad, la demanda interna se ha contraído más de lo que lo ha hecho el PIB, con la diferencia explicada por los buenos registros del sector exterior, que en este tercer trimestre ha tenido una contribuci...

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El repunte en el consumo, en un 0,4% trimestral, ha sido el elemento más destacado de la composición del crecimiento de la economía española en el tercer trimestre del año, coincidiendo con el abandono de la recesión. No es una tasa que permita echar las campanas al vuelo, pero es tanto más destacable cuanto más pertinaces han sido sus ritmos negativos de crecimiento en los últimos años. En realidad, la demanda interna se ha contraído más de lo que lo ha hecho el PIB, con la diferencia explicada por los buenos registros del sector exterior, que en este tercer trimestre ha tenido una contribución negativa. El buen comportamiento de la demanda de bienes de consumo duradero, en el que los incentivos a la compra de automóviles han debido jugar un papel decisivo, ayuda a explicar el registro positivo de las decisiones de gasto de los hogares. Que, por cierto, es sorprendente dada la evolución adversa de la renta disponible de las familias. La elevada tasa de desempleo, los descensos en las remuneraciones salariales y la evolución en la riqueza, debida fundamentalmente al inacabado proceso de ajuste en los activos inmobiliarios, son factores que obligan a ciertas cautelas acerca de la continuidad de esos registros en el futuro.

Aun cuando la campaña de Navidad de este año resulte menos deprimida que la del año pasado. Ese es el clima hoy dominante a tenor de la nefasta evolución de las ventas en la Navidad de 2012, la peor en 20 años, con un descenso de las ventas del 10,2%, según la Confederación Española de Comercio (CEC). En algunos sectores, la campaña de Navidad llega a representar habitualmente más de una quinta parte de las ventas anuales. A esa mejora apunta la menor caída registrada en el último mes en la evolución de la confianza de los consumidores. Otras asociaciones empresariales sectoriales también anticipan comportamientos menos adversos en el gasto de los hogares durante los próximos meses.

La prudencia en la extrapolación de esas variaciones está también justificada si tenemos presente que las bases de comparación son periodos muy difíciles. En el tercer trimestre de 2012, sin ir más lejos, tuvo lugar una elevación del IVA que no favoreció precisamente el gasto en consumo. Por eso, con la información hoy disponible no puede afirmarse que a ese tibio repunte en el consumo le sucedan tasas mucho más expansivas. En realidad incluso las previsiones hoy más optimistas sobre el crecimiento de la economía española, aquellas que anticipan ritmos de crecimiento del PIB cercanos al 1%, no consideran que la demanda de los hogares lo haga muy por encima del 0,3%. Comparado con una contracción en el entorno del 2,5% en 2013 sobre el año anterior, será favorable, pero insuficiente para que se mejoren las cuentas de resultados del pequeño comercio, y mucho menos para que se aproximen a los niveles de determinación del PIB propios de etapas expansivas tradicionales.

Una prueba de que las expectativas han cambiado a mejor podrá aportarla la evolución en las contrataciones de trabajadores. Solo cuando el mercado de trabajo responda a la mejora de la confianza podrá anticiparse la verdadera recuperación, no solo del consumo de las familias, sino del conjunto de la demanda interna de la economía, la inversión privada incluida.

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