Los emergentes se preparan

Los países con alta dependencia exterior tratan de anticiparse a los efectos de la retirada de estímulos

Un edificio en construcción asoma tras la mezquita Mimar Sinan, en EstambulMurad Sezer (Reuters)

Los flujos de capital a los países emergentes se han desplomado en el último trimestre. Y aunque todo apunta a una sobrerreacción de los mercados, que se corregirá parcialmente en la recta final del año, las alarmas han sonado entre algunas de las principales economías emergentes, aquellas con mayor dependencia exterior. Turquía y Sudáfrica mantienen un déficit por cuenta corriente superior al 6% del PIB; en India ronda el 5%, y en Brasil e Indonesia, el 4%. Estos son los países, según los analistas de Capital Economics, más vulnerables a un cambio en las condiciones financieras globales que y...

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Los flujos de capital a los países emergentes se han desplomado en el último trimestre. Y aunque todo apunta a una sobrerreacción de los mercados, que se corregirá parcialmente en la recta final del año, las alarmas han sonado entre algunas de las principales economías emergentes, aquellas con mayor dependencia exterior. Turquía y Sudáfrica mantienen un déficit por cuenta corriente superior al 6% del PIB; en India ronda el 5%, y en Brasil e Indonesia, el 4%. Estos son los países, según los analistas de Capital Economics, más vulnerables a un cambio en las condiciones financieras globales que ya se ha iniciado.

“De hecho, se ha creado hasta un nuevo acrónimo para denominar a los países con elevados déficits por cuenta corriente: los BRIITS —Brasil, Rusia, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica—, que son los que pueden verse más afectados por esta situación”, explica Miguel Ángel García, director de Estrategia de Mercado de Banca March.

Solo entre las grandes economías emergentes [Brasil, Rusia, India, China, Turquía, México e Indonesia], los flujos de inversión pasaron de sumar unos 280.000 millones de dólares en el primer trimestre a poco más de 120.000 millones entre junio y septiembre, según datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). Las expectativas de los inversores cambiaron a mediados de mayo en previsión de que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara en unos meses el inicio de la retirada de estímulos monetarios y tomaron posiciones. Si se materializaban esas expectativas, los bonos teóricamente más seguros del mundo pasarían a ofrecer una mayor rentabilidad y decidieron dejar de apostar por mercados que les han ofrecido cuantiosos beneficios en los últimos años, pero cuya estrella parece haber perdido cierto brillo.

“El mercado es soberano de equivocarse, pero no hay razón para esperar una crisis como la que se desató en Asia en 1997”, asegura Álex Fusté, economista jefe de Andbank. “En Asia Emergente, por ejemplo, la deuda ronda el 20% del PIB y el ahorro, el 40%. No todas”, subraya.

160.000 millones han salido de las grandes economías emergentes este año

“Desde el anuncio de la Reserva Federal, la salida de fondos de estos mercados ha sido masiva e indiscriminada, sin distinguir entre las economías emergentes. Estados Unidos, Europa y Japón han sido los grandes beneficiados de ese movimiento”, aclara García.

El IIF, que agrupa a las principales entidades financieras privadas del mundo, estima que este año los flujos de capital a las economías emergentes caerán en 153.000 millones de dólares, respecto a 2012 y cerrarán el ejercicio en 1,06 billones y en 1,029 billones en 2014, su nivel más bajo desde 2009. En términos de PIB, el ajuste es aún mayor. Los flujos de capital representaban el 4,9% del PIB emergente en 2012 y serán el 3,7% en 2014 [ver gráficos adjuntos].

“Comparado con otros episodios de caída de los flujos de inversión, sin embargo, solo vemos un pequeño riesgo de que se produzca una crisis generalizada entre los emergentes”, explica el informe del IIF, liderado por Charles Collyns. “Hay que destacar que, incluso con las dificultades que han tenido lugar este verano, que forzaron una reducción de las emisiones de deuda en estos países, la caída no ha sido tan marcada como la que tuvo lugar en el tercer trimestre de 2011 —en pleno auge de la crisis de deuda europea— por no hablar del último trimestre de 2008 —con la crisis financiera internacional en pleno estallido—”, apunta.

Las instituciones financieras advierten, no obstante, que son muchos los factores que explican y sustentan este cambio de tendencia de la inversión exterior y que es necesario que las economías emergentes hagan frente, con reformas, a los “retos estructurales” que afrontan. En la misma línea, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, advertía esta semana que los emergentes “tienen dos o tres meses de margen para implementar reformas” antes de la retirada de los estímulos de la Reserva Federal.

El Banco Mundial alerta de que tienen pocos meses para hacer reformas

El mensaje ha sido recibido. Turquía ha anunciado esta semana planes para reducir el déficit por cuenta corriente en un plazo de tres años, al tiempo que rebajaban sus previsiones de crecimiento ante la caída del crédito y de la inversión exterior. El nuevo gobernador del banco central de India, Raghuram Rajan, subió los tipos de interés nada más llegar a la entidad consciente de que solo habían “ganado tiempo hasta que la Reserva Federal actúe”. El banco central de Brasil también ha subido tipos esta semana, pese a la debilidad del crecimiento, para mantener el atractivo de sus activos ante los inversores.

El fuerte crecimiento experimentado por muchas de estas economías ha estado sustentado, en bastantes casos, por un boom del crédito que no va a repetirse a medio plazo. Eso implicará un ritmo de crecimiento más moderado, que tendrá su reflejo asimismo en el crecimiento mundial. “Es parte del reequilibrio que todos estábamos exigiendo a la economía global”, recuerda el economista jefe de Andbank. Pero hay más.

“Cuando empiece el cambio en la política monetaria de la Reserva Federal, algo que no sucederá, como pronto, hasta enero, los países emergentes van a tener que reaccionar, además, a las variaciones del tipo de cambio”, apunta Fusté. “Mientras la Reserva siga inyectando dinero a la economía, aunque lo haga a menor ritmo, el dólar se seguirá depreciando. Esa fase puede durar un año. Luego, la Reserva estará aproximadamente otro año con una expansión cero de la base monetaria, lo que resultará neutral para la moneda. Y no será hasta 2016 o 2017 cuando empiece a quemar billetes y sin duda eso impulsará al alza el dólar”. Pese a que el endeudamiento de los emergentes en moneda extranjera es menor que en el pasado, la variedad de retos que afrontan exige que las autoridades se pongan manos a la obra.

Solo África se salva

Pese a que la reacción inicial de los mercados ha sido bastante indiscriminada, los expertos creen que cierta cordura imperará entre los inversores en el trimestre final del año y parte de la caída de los flujos de capital experimentada entre mayo y septiembre se corregirá. Pero solo África logrará terminar el año con crecimientos positivos respecto a 2012, con un aumento de los flujos de capital de 1.000 millones de dólares. El IIF apoya sus previsiones en el reciente rebote de la inversión en participaciones empresariales, “especialmente en aquellos países que han sufrido fuertes caídas de la inversión durante el verano, como India y Turquía”. Las crecientes tensiones económicas y financieras de este país explican la fuerte revisión a la baja de los flujos de inversión en los países de la Europa Emergente, que perderán 35.000 millones en flujos de capital este año y otros 56.000 millones para 2014. También Rusia ha perdido atractivo para los inversores, sobre todo por las emisiones de deuda. También hay países que se benefician del aumento de la demanda de los países desarrollados y que dependen menos del capital exterior, como es el caso de Corea. En todo caso, el IIF es optimista respecto al futuro de los flujos hacia países emergentes. Primero porque, pese a la volatilidad del apetito del riesgo, los emergentes han mostrado mucha resistencia en esta crisis. Y, en segundo lugar, porque incluso con una ralentización del crecimiento, sus niveles serán muy superiores a los de los países desarrollados y eso siempre genera muchas “oportunidades”. 

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