Opinión

2012: un buen balance

Las principales variables se alejan del pesimismo extremo que se registró a mitad de año

A punto de finalizar 2012, una revisión a las principales variables financieras ofrece una lectura muy alejada del pesimismo extremo de los meses de junio y julio. El euro termina el ejercicio casi en los niveles de enero y un 10% por encima de los mínimos de julio. Las primas de riesgo a corto plazo de España, Portugal e Irlanda se sitúan estos días en 270. 280 y 95 puntos básicos, muy lejos de los más de 650-700 puntos del verano. El caso irlandés es particularmente relevante, pues es el ejemplo que Europa exhibe a la hora de justificar austeridad y reformas como solución a la crisis. Finalm...

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A punto de finalizar 2012, una revisión a las principales variables financieras ofrece una lectura muy alejada del pesimismo extremo de los meses de junio y julio. El euro termina el ejercicio casi en los niveles de enero y un 10% por encima de los mínimos de julio. Las primas de riesgo a corto plazo de España, Portugal e Irlanda se sitúan estos días en 270. 280 y 95 puntos básicos, muy lejos de los más de 650-700 puntos del verano. El caso irlandés es particularmente relevante, pues es el ejemplo que Europa exhibe a la hora de justificar austeridad y reformas como solución a la crisis. Finalmente, las Bolsas europeas acumulan revalorizaciones cercanas al 15%, con el Ibex 35 recuperando un 40% desde el verano.

Esta evolución tiene su principal explicación en los innegables avances en la gestión de la crisis europea, aunque también en la mejora de expectativas cíclicas en la esfera emergente y en la recuperación gradual de Estados Unidos, donde, además de los nuevos pasos fuera de la ortodoxia por parte de la Reserva Federal, la consecución de un acuerdo sobre su estrategia fiscal a medio plazo parece cercana.

En la eurozona, el lento (a veces exasperante) progreso en la gestión de la crisis ha permitido reducir los temores, por momentos muy intensos, de una ruptura del área. La nueva oportunidad dada a Grecia, los avances en el difícil proceso de unión bancaria, los tímidos pasos hacia la definición de una unión fiscal a medio plazo y el crucial paso adelante dado por el BCE con el anuncio del (condicional) programa de compras en secundario han generado un clima de mayor confianza en la capacidad, pero sobre todo en la voluntad, de las élites europeas para seguir construyendo Europa.

No sería prudente mostrar exceso de optimismo; los retos que afronta Europa son monumentales

No sería prudente mostrar exceso de optimismo. Los retos a los que Europa se enfrenta en los próximos años siguen siendo monumentales. El año que viene, las elecciones en Alemania auguran un impasse en cualquier avance en materia de unión fiscal; el inestable panorama político en Italia es una clara amenaza; Francia aún no reconoce que el avance en el proceso de construcción europea pasa por ceder algo de soberanía, y Portugal deberá generar suficiente confianza para evitar un segundo rescate. En España, la continuidad de la mejora en los flujos de entrada de capital privado recaerá en que se demuestre a los inversores capacidad para seguir con el ajuste fiscal y ausencia de fatiga en el proceso de reformas, en un entorno de crecimiento muy complicado y con la mirada puesta en el proceso abierto en Cataluña.

A medio plazo, el futuro de la unión monetaria y económica pasa necesariamente por la aprobación de sus ciudadanos. Es importante que, además de ser bien informados por sus gobernantes, vean con claridad una salida a la actual situación sin asimetrías en el reparto de costes. Ese es el principal reto al que nos enfrentamos.

José Manuel Amor y Sara Baliña son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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