Análisis:palabras de madrid

Hollywood en la Gran Vía

Si el futurista italiano Marinetti y el poeta-aviador Gabriele D'Annunzio apostaron con pasión señorial por una idea maquinal de modernidad, embrión temerario del fascismo de los camisas pardas de Mussolini y de sus émulos hispanos, hubo otro modernismo poderoso de distinto signo. De troquel civilizado aunque embriagador, asociaba a una cierta americanización de las costumbres, simbolizada por el cine, el horizonte más feliz de Europa. En España, aquella seducción modernizante, en clave norteamericana, encontró en algunos hombres y mujeres de la República sus principales exponentes. Y en Madri...

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Si el futurista italiano Marinetti y el poeta-aviador Gabriele D'Annunzio apostaron con pasión señorial por una idea maquinal de modernidad, embrión temerario del fascismo de los camisas pardas de Mussolini y de sus émulos hispanos, hubo otro modernismo poderoso de distinto signo. De troquel civilizado aunque embriagador, asociaba a una cierta americanización de las costumbres, simbolizada por el cine, el horizonte más feliz de Europa. En España, aquella seducción modernizante, en clave norteamericana, encontró en algunos hombres y mujeres de la República sus principales exponentes. Y en Madrid fue la Gran Vía, arteria en la que destellaba el Arte Séptimo, cauce por el que discurrió aquel caudal de futuros anhelados, que parecían poder ser oteados desde la cúspide del tan estadounidense rascacielos de la Telefónica. En este escenario tan madrileño sitúa la escritora y editora Ada del Moral su novela Noches de Casablanca, que toma su nombre de una sala de fiestas de las inmediaciones de la Gran Vía. La autora rescata la figura de un tío-abuelo suyo, Luis, que regentaba Viste Bien, un próspero comercio de ropa en la gran diagonal lúdica madrileña. Ante el lector surge un Madrid de neón y de cocktail-bares, por donde transitan mujeres rubias platino que visten con cánones de Hollywood y que se atreven a salir de noche con sus amigos, a fumar cigarrillos emboquillados de Virginia y a embelesarse con los thrillers que trepidaban en las pantallas ante el asombro de varones republicanos emancipados, enamorados de ellas y de la libertad que les aromaba. En el frenesí creativo, lúdico y rompedor de aquellos afanes surge la Guerra Civil, cuyo empuje inicial revolucionario, surgido de siglos de afrentas y penurias, sale al encuentro de la Historia para detener los inquietantes pasos de los aventureros del fascio, percibido por el pueblo de Madrid como reedición de aquel señorío maquinal que estranguló secularmente su historia.

Noches de Casablanca. Por Ada del Moral. Editorial Leer / Testimonio. 18,50 euros.

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