Cartas al director

Ahorro energético

Indudablemente cuando se produce una situación de crisis es más cómodo criticar las medidas gubernamentales que proponer soluciones. Viene esto a cuento por las críticas a la decisión del Gobierno de limitar a 110 kilómetros por hora la velocidad máxima en autopistas y autovías. Sin embargo la decisión no es mala en el fondo sino en la forma y lo digo con conocimiento de causa: al jubilarme hace unos meses mi bienestar económico se resintió y, ante esa situación de crisis existencial una de mis primeras medidas para paliarla en parte, consistió en reducir la velocidad a 100 kilómetros por hora...

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Indudablemente cuando se produce una situación de crisis es más cómodo criticar las medidas gubernamentales que proponer soluciones. Viene esto a cuento por las críticas a la decisión del Gobierno de limitar a 110 kilómetros por hora la velocidad máxima en autopistas y autovías. Sin embargo la decisión no es mala en el fondo sino en la forma y lo digo con conocimiento de causa: al jubilarme hace unos meses mi bienestar económico se resintió y, ante esa situación de crisis existencial una de mis primeras medidas para paliarla en parte, consistió en reducir la velocidad a 100 kilómetros por hora al desplazarme por autopista, no sobrepasando las 2.700 revoluciones por minuto. ¡Y vaya si dio resultado! Ello implicó en 35 kilómetros de recorrido, una demora insignificante de tan solo tres minutos y medio.

Las prohibiciones caen mal y como probablemente muchos de los conductores desconocen el ahorro producido al funcionar el motor a bajo régimen (es decir, a menos revoluciones por minuto), una buena y persistente campaña educativa hubiera logrado casi los mismos objetivos sin necesidad de apelar a prácticas compulsivas que, de suyo, generan resentimiento en la población.

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