Una polémica derogación

Los 80 por hora causan el primer desaguisado en el Gobierno de Mas

Puig y Recoder se contradicen sobre el impacto ambiental de la medida

Lo que todos los científicos sostienen sin parpadear sigue sin ser admitido por el conjunto del Gobierno catalán a pocas horas de levantar el límite de 80 kilómetros por hora en los accesos a Barcelona. Los consejeros no se ponen de acuerdo sobre si la velocidad de los coches tiene o no algo que ver con sus emisiones contaminantes y mientras que el mismo portavoz del Gobierno, Francesc Homs, y el consejero de Interior, Felip Puig, aseguran que una cosa y la otra no tienen nada que ver, el titular de Territorio y Sostenibilidad, Lluís Recoder, afirmó ayer todo lo contrario.

Recoder asegu...

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Lo que todos los científicos sostienen sin parpadear sigue sin ser admitido por el conjunto del Gobierno catalán a pocas horas de levantar el límite de 80 kilómetros por hora en los accesos a Barcelona. Los consejeros no se ponen de acuerdo sobre si la velocidad de los coches tiene o no algo que ver con sus emisiones contaminantes y mientras que el mismo portavoz del Gobierno, Francesc Homs, y el consejero de Interior, Felip Puig, aseguran que una cosa y la otra no tienen nada que ver, el titular de Territorio y Sostenibilidad, Lluís Recoder, afirmó ayer todo lo contrario.

Recoder aseguró que el Gobierno catalán presentará hoy el plan de flexibilización de los limites de velocidad. Nada nuevo bajo el sol. La novedad es que, según Recoder, lo que marcará los límites en cada momento será la situación atmosférica y la calidad del aire. El consejero explicó: "En momentos de anticiclón, es decir, cuando la calidad del aire sea más baja en el entorno de Barcelona, podremos pedir la aplicación en determinados momentos en que haya velocidad variable a la baja".

Recoder añadió, en declaraciones a Catalunya Ràdio, que será el Departamento de Interior, responsable del Servicio Catalán de Tráfico (SCT), el que decidirá la velocidad en otros momentos, "según la calidad de las rutas, según la amplitud de la carretera, etcétera", y utilizará "como le sea más conveniente el mecanismo de variación de velocidad".

El Gobierno, con su rosario de declaraciones contradictorias, lleva camino de emular los desaguisados que tanto daño hicieron al anterior Ejecutivo con este mismo asunto. En conferencia de prensa, el pasado martes el portavoz del Gobierno, Francesc Homs, negó lo dicho ayer por Recoder. Aseguró Homs que la contaminación en el área metropolitana nada tiene que ver con los límites de velocidad establecidos por el anterior Gobierno. Homs, así como el consejero de Interior, Felip Puig, suelen aludir a informes diversos para sostener sus tesis, unos documentos que el Gobierno no ha mostrado hasta ahora. Esos informes son, según Interior, tanto "externos como internos", y podrían demostrar incluso que la mayor reducción de accidentes en la zona 80 no tiene que ver con el límite de velocidad, sino con otros factores.

Consciente de que fue una de las promesas electorales de CiU, Felip Puig ha reiterado en público que el límite de 80 kilómetros, sencillamente, "desaparecerá". "Es de una rigidez excesiva y poco racional", dijo Puig, que insistió en que la medida no ha aportado "cambios sutanciales" en la calidad del aire. Al consejero tampoco se le escapa que la medida fue una de las dianas preferidas por los nacionalistas para disparar contra el tripartito.

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