El Partido Comunista cubano fijará el alcance de la reforma económica

El VI Congreso debatirá la apertura al sector privado y el recorte del gasto social

El Partido Comunista de Cuba (PCC) celebrará en abril su VI Congreso con ocho años de retraso y un solo tema a debate, el cambio del modelo económico, en un momento especialmente crítico y cuando la dirigencia histórica de la revolución está a punto de desaparecer. El encargado de convocar el encuentro fue Raúl Castro, segundo secretario del PCC y presidente de la nación, quien pidió a los cubanos "unidad" para afrontar el proceso de discusión que comienza ahora y que deberá abrir el país a un sistema mixto, con cada vez más espacios para la iniciativa privada y menos papel del Estado. La gran...

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El Partido Comunista de Cuba (PCC) celebrará en abril su VI Congreso con ocho años de retraso y un solo tema a debate, el cambio del modelo económico, en un momento especialmente crítico y cuando la dirigencia histórica de la revolución está a punto de desaparecer. El encargado de convocar el encuentro fue Raúl Castro, segundo secretario del PCC y presidente de la nación, quien pidió a los cubanos "unidad" para afrontar el proceso de discusión que comienza ahora y que deberá abrir el país a un sistema mixto, con cada vez más espacios para la iniciativa privada y menos papel del Estado. La gran incógnita es hasta dónde está dispuesto a llegar Raúl Castro en el proceso de reformas -económicas, que no políticas- y cuán grandes son las resistencias internas dentro del aparato partidista.

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Hacia dónde va Cuba, parece claro: no es hacia más marxismo-leninismo. El PCC dio a conocer ayer el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social, un documento de 32 páginas que contiene las directrices de lo que se pretende y servirá de base a un gran debate nacional que comienza en diciembre y terminará el 28 de febrero. Por supuesto, se establece que Cuba seguirá siendo un país socialista, y también que "en la actualización del modelo económico primará la planificación y no el mercado".

Pero dicho esto, se abren las puertas a la descentralización y a la autogestión empresarial, a la creación de negocios privados, cooperativas y uniones de cooperativas en sectores como la construcción, la gastronomía y los servicios. Se autoriza también la compraventa de casas, prohibida por Fidel Castro hace décadas, y se promete la apertura de tiendas de precios mayoristas para abastecer a los trabajadores por cuenta propia, una vieja demanda de los que ejercen el autoempleo.

Abiertamente, las autoridades admiten que desaparecerá la libreta de abastecimientos; ahora se pasará a subsidiar a las personas que realmente lo necesiten. El gasto social en educación y salud seguirá recortándose, la entrega de tierras ociosas a campesinos privados continuará y se cerrarán las empresas estatales ineficientes. El proceso de "desinflar plantillas" -que supondrá la pérdida de 500.000 empleos estatales en los próximos meses- se consolida como una estrategia para reactivar la economía.

Raúl Castro fue al grano al anunciar la celebración del VI Congreso. Sentado junto a su homólogo venezolano, Hugo Chávez, de visita en la isla, afirmó que el encuentro de los comunistas se centrará solo en los "temas económicos", pues de ello "depende la sostenibilidad y preservación" de la revolución. Al congreso, que debía haberse celebrado en 2003, le seguirá una conferencia del PCC para "tratar otros asuntos de carácter interno", anunció Castro. Seguramente, será entonces cuando se elegirá a la nueva cúpula del Comité Central y el Buró Político, en momentos en que la generación histórica, encabezada por Fidel, de 84 años y todavía primer secretario del PCC, y Raúl, de 79, obligatoriamente ha de pasar el relevo.

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Raúl Castro (con uniforme militar) y el presidente venezolano, Hugo Chávez, el lunes en La Habana.AFP

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