Pincha el negocio del viaje del Pontífice

Hay pocos balcones alquilados en la Sagrada Familia y los hoteles, llenos al 75%

Pau Francia alquila el domingo una terraza de 80 metros cuadrados con vistas privilegiadas a la Sagrada Familia. El precio, a convenir con los interesados. Pero nadie ha llamado. Su caso no es excepcional. La idea de algunos vecinos de Barcelona de alquilar su balcón durante la visita del Pontífice para sacarse un dinero extra no ha tenido éxito. Ni la limitación de feligreses que podrán seguir la ceremonia desde el interior -6.900 personas- como desde el exterior -se instalarán 36.000 sillas- han sido suficientes para que los fieles que quieran tener las mejores vistas se rasquen los bolsillo...

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Pau Francia alquila el domingo una terraza de 80 metros cuadrados con vistas privilegiadas a la Sagrada Familia. El precio, a convenir con los interesados. Pero nadie ha llamado. Su caso no es excepcional. La idea de algunos vecinos de Barcelona de alquilar su balcón durante la visita del Pontífice para sacarse un dinero extra no ha tenido éxito. Ni la limitación de feligreses que podrán seguir la ceremonia desde el interior -6.900 personas- como desde el exterior -se instalarán 36.000 sillas- han sido suficientes para que los fieles que quieran tener las mejores vistas se rasquen los bolsillos. Se llegó a hablar del negocio de los balcones. Pero la burbuja, un día antes de la llegada del Papa, se ha pinchado.

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El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, calculó que la visita generaría a la ciudad cerca de 30 millones de euros. Pero muchos comercios no tienen tan claro el beneficio que sacarán del fin de semana papal. Ni siquiera esperan hacer el agosto las empresas de souvenirs. Para empezar, porque la zona más próxima al templo estará blindada. "Los recuerdos que más éxito han tenido entre las tiendas son los dedales con la imagen del Papa, los llaveros, las campanitas y las medallas", explica una responsable de Exporegalo, una empresa de recuerdos que ha fabricado objetos para la visita. Sus clientes, los comercios, se han decantado por proveerse de objetos de poco valor. No esperan una avalancha de compras. Tampoco con el engalanamiento de casas, con banderas vaticanas amarillas y blancas, se ha hecho negocio. La mayoría las ha vendido, a precio de coste, una asociación sin ánimo de lucro de familias católicas, Barcelona Posa't Papa.

Los bares cercanos a la Sagrada Familia no se beneficiarán tanto como parecía del lleno en la plaza. Para empezar, porque no podrán instalar sus terrazas a partir de hoy. En zonas como la avenida de Gaudí, donde hay bastantes, los espacios serán ocupados por las sillas para seguir la ceremonia. Esos establecimientos obtienen entre 1.000 y 1.300 euros de media por día en las mesas exteriores. "Claro que esperamos que consuman bebidas", matizaba un empleado de una pizzería.

Los hoteles registrarán, según el Gremio de Hoteles de Barcelona, una ocupación cercana al 75%, es decir, 10 puntos por encima de un fin de semana sin Papa. Aún así, y a pesar de que este gremio en septiembre había augurado un lleno total, su presidente Jordi Clos se muestra muy optimista. "La proyección internacional de Barcelona será extraordinaria para la imagen corporativa", defiende.

En la misma línea habla Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación Catalana de Comercio: "Es una operación de marketing impagable. Las molestias e incomodidades que pueda ocasionar se verán compensadas".

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