Barcelona entierra la tasa turística

Ayuntamiento y empresarios buscarán nuevas fórmulas para captar ingresos

¿Deben los turistas compensar con una pequeña aportación el desgaste que ocasionan en la ciudad? El eterno debate de la tasa turística flota en Barcelona desde hace años. Sin embargo, ayer el Ayuntamiento y diferentes representantes del sector turístico lo enterraron: no habrá tasa por ahora.

En ciudades como París, Tokio o Nueva York los visitantes pagan un pequeño impuesto turístico. Sin embargo, ningún rincón de España lo aplica. Baleares creó su ecotasa en 2001, pero se convirtió en casus belli de hoteleros y PP contra el Gobierno del socialista Francesc Antich y fue eliminad...

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¿Deben los turistas compensar con una pequeña aportación el desgaste que ocasionan en la ciudad? El eterno debate de la tasa turística flota en Barcelona desde hace años. Sin embargo, ayer el Ayuntamiento y diferentes representantes del sector turístico lo enterraron: no habrá tasa por ahora.

En ciudades como París, Tokio o Nueva York los visitantes pagan un pequeño impuesto turístico. Sin embargo, ningún rincón de España lo aplica. Baleares creó su ecotasa en 2001, pero se convirtió en casus belli de hoteleros y PP contra el Gobierno del socialista Francesc Antich y fue eliminada en 2003.

"El turismo debe animarse antes de plantear algo así", señaló ayer el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos. La tasa, añadió, sería un "agravio comparativo con otras ciudades como Madrid, Valencia o Sevilla" y haría perder competitividad a los hoteles de la capital catalana.

El presidente del consorcio público-privado Turismo de Barcelona, Joan Gaspart, reconoció ayer que la idea de cobrar esa tasa fue suya. "Pero nadie en el sector, excepto yo, la apoya. Así que no hay más que hablar", zanjó. Propuso buscar otras vías para aumentar los ingresos para promoción turística: la principal pasa por exigir a operadores que se benefician del turismo, pero no forman parte del consorcio, que aporten fondos. Por ejemplo, AENA, Renfe, los gestores de las autopistas y el Puerto de Barcelona. Otra vía sería lograr que el Ayuntamiento cediera a Turismo de Barcelona la explotación de más patrimonio o servicios culturales, como ya ocurre con el Bus Turístic y la estatua de Colón.

El Plan Estratégico de Turismo 2010-2015 (del que ayer se aprobó una parte) incluye ambas ideas. Y sorprendentemente, a pesar de que el propio teniente de alcalde de Barcelona, Jordi William Carnes, reconoció que "no es el momento" de crear nuevas tasas, en uno de sus últimos párrafos el plan recoge que habría que "considerar la viabilidad política, legal y administrativa de medidas que permitan la contribución de los turistas". Lo que no especifica es ni cuándo ni cómo desenterrarán de nuevo el eterno debate.

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