Crisis en el Ayuntamiento de Barcelona

No toquéis la Diagonal

El resultado de la consulta sobre la Diagonal aporta datos sobre el descontento de la ciudadanía, pero no resuelve el problema de una vía colapsada por el tráfico. El replanteamiento propuesto tenía una gran repercusión dentro de la ciudad, especialmente en el Eixample y en su accesibilidad desde la región metropolitana; pero, tal como este periódico ha explicado, es ya demasiado tarde para que sea viable la solución del metro, que hubiera sido la mejor.

Los intereses que mueven Barcelona han quedado a la luz. Cuando todas las ciudades avanzadas van hacia la disminución de la presencia ...

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El resultado de la consulta sobre la Diagonal aporta datos sobre el descontento de la ciudadanía, pero no resuelve el problema de una vía colapsada por el tráfico. El replanteamiento propuesto tenía una gran repercusión dentro de la ciudad, especialmente en el Eixample y en su accesibilidad desde la región metropolitana; pero, tal como este periódico ha explicado, es ya demasiado tarde para que sea viable la solución del metro, que hubiera sido la mejor.

Los intereses que mueven Barcelona han quedado a la luz. Cuando todas las ciudades avanzadas van hacia la disminución de la presencia urbana del automóvil, desde Londres o Bolonia hasta Nueva York o Seattle, aquí sigue dominando la visión de la minoría que va en vehículo privado. Cuando la ciudad se ha transformado radicalmente en su composición social a partir de los movimientos migratorios, una parte de la ciudadanía no ha querido que la Diagonal deje de ser la barrera social que es y que separa la zona rica de la más modesta, frenando que se convierta en un eje verde, peatonal y de transporte público. Cuando eso suceda, como sucedió en Bilbao con el metro, se producirá una mayor mezcla social y democratización de este eje neurálgico, por el que paseará la gente y en cuyo transporte público viajarán los habitantes de los barrios populares del Baix Llobregat y del Besòs. Pero hoy esto aún no es posible. El poder del automóvil y los intereses de clase y status han presionado para que nadie se atreva a tocar la Diagonal.

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La organización ha estado llena de errores, no sabemos si por ineptitud e imprevisión o malintencionadamente para desprestigiar la participación. Mientras son sus promotores los que siguen cayendo en el desprestigio, el debate empieza de nuevo. La discusión no era si bulevar o rambla, sino si continuar la cultura del vehículo privado y el petróleo o potenciar una movilidad sostenible. Es decir, si continuar con la ciudad de las grandes obras estelares para la galería o replantear una avenida colapsada para tender hacia una ciudad inclusiva y de la vida cotidiana. Lamentablemente, de momento, lo más votado y lo que responde a la abstención de la mayoría es el inmovilismo.

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