Reportaje:

La Rambla: el paseo más fotografiado del mundo

La Virreina acoge el trabajo de 60 autores a través de un siglo

Todo es fotografiable hasta el infinito en el mundo digital, pero hubo otro tiempo en que no era así. Las imágenes tenían el valor de lo único y los fotógrafos las escenografiaban y las seleccionaban. Este es el tipo de imágenes que pueden verse desde ayer en La Virreina, un homenaje al paseo en el que se encuentra: La Rambla, probablemente uno de los espacios públicos más fotografiados del mundo.

Tres exposiciones reunen el trabajo de hasta 60 fotógrafos durante más de un siglo. Desde autores míticos como Cartier Bresson y Agustí Centelles, pasando por la revelación de un Josep Maria d...

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Todo es fotografiable hasta el infinito en el mundo digital, pero hubo otro tiempo en que no era así. Las imágenes tenían el valor de lo único y los fotógrafos las escenografiaban y las seleccionaban. Este es el tipo de imágenes que pueden verse desde ayer en La Virreina, un homenaje al paseo en el que se encuentra: La Rambla, probablemente uno de los espacios públicos más fotografiados del mundo.

Tres exposiciones reunen el trabajo de hasta 60 fotógrafos durante más de un siglo. Desde autores míticos como Cartier Bresson y Agustí Centelles, pasando por la revelación de un Josep Maria de Segarra, hasta los más recientes como Colita y Xavier Miserachs.

La muestra central, titulada Guia secreta de La Rambla, Instantànies del carrer, realizada por Carles Guerra, el director de La Virreina Centre de La Imatge, funciona como un gran mosaico a base de detalles precisos y reveladores; una suma de visiones parciales que permiten al espectador construir su propia visión del universo ramblero a través de los tiempos.

Un recorrido visual que explica tanto la la Barcelona canalla como lo cotidiano

El gran paseo barcelonés trasciende su condición urbana para asumir la de referente social y emocional, esa imagen creada capa sobre capa que le ha hecho formar parte de la iconografía popular: la de una ciudad canalla y cosmopolita, peligrosa y acogedora, imaginaria, tal vez, pero llena de sorpresas como la que relatan escritores como Jean Genet y George Bataille.

"Cuando se generaliza sobre La Rambla es cuando se hace demagogia", asegura Guerra, para quien "lo específico, a veces, es contradictorio". Por eso, la exhibición permite descubrir facetas inéditas de fotógrafos, como Centelles, a quien se asocia con la Guerra Civil, pero que también retrataba los pájaros de los puestos de La Rambla.

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Como una exposición dentro de la exposición, está la maravillosa serie de Pep Cunties, que se dedicó a fotografiar los meublés del Barrio Chino de la década de 1970 y 1980, esencialmente los de la calle de Robadors y de las Tàpies, construyendo una inquietante topografía detallada, con sus inquilinas posando como si estuvieran ante sus clientes, de una potencia visual estremecedora.

Otra sorpresa es la pequeña muestra que recoge las hojas de contacto de las fotografías que Xavier Miserachs realizó para su famoso libro Barcelona blanc i negre, editado en su momento por Aymà, que permite al espectador observar el trabajo del fotógrafo, no sólo al seleccionar la toma, sino incluso las probaturas realizadas en el momento de apretar el obturador.

Una cuarta exposición, en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona, reune más de un centenar de imágenes hechas por Frederic Ballell entre 1907 y 1908 a los habitantes de La Rambla, que permiten descubrir la historia de nuestro bulevar preferido a través los tiempos y encontrar que los espacios, pese a las transformaciones de superficie, siguen siendo los mismos.

Esta revisitación ramblera de La Virreina se combina con la exposición sobre Ocaña, uno de los personajes que devolvió a La Rambla parte de la luz que había perdido durante la dictadura.

Pep Cunties se dedicó a fotografiar los meublés del Barrio Chino de la década de 1970 y 1980, esencialmente los de la calle de Robadors y de las Tàpies, construyendo una inquietante topografía detallada, con sus inquilinas posando como si estuvieran ante sus clientes, de una potencia visual estremecedora.

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