La apuesta de la industria para un lustro

Los directivos de la industria de automoción en todo el mundo muestran una rara unanimidad en que el tirón del coche híbrido va a ser una de las tendencias más claras para los próximos cinco años. La presión de las autoridades y de la opinión pública por reducir las emisiones de CO2

están cambiando el mercado a un ritmo más rápido del previsto. Un ritmo que no puede seguir el coche plenamente eléctrico, que todavía tiene que resolver problemas como la red de enchufes y la menor autonomía. Tampoco terminan de cuajar en el mercado los biocombustibles, cuya imagen verde no resiste q...

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Los directivos de la industria de automoción en todo el mundo muestran una rara unanimidad en que el tirón del coche híbrido va a ser una de las tendencias más claras para los próximos cinco años. La presión de las autoridades y de la opinión pública por reducir las emisiones de CO2

están cambiando el mercado a un ritmo más rápido del previsto. Un ritmo que no puede seguir el coche plenamente eléctrico, que todavía tiene que resolver problemas como la red de enchufes y la menor autonomía. Tampoco terminan de cuajar en el mercado los biocombustibles, cuya imagen verde no resiste que se les culpe de la deforestación y la escasez de alimentos. Y los ambiciosos prototipos con pila de combustible difícilmente serán viables a gran escala, dado lo costoso y complejo de producir el hidrógeno líquido que debe moverlos. Pista libre, pues, para el híbrido, antes visto como un vehículo de breve transición hacia otras tecnologías, pero del que ya ruedan más de dos millones de unidades en el mundo.

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Una encuesta de la consultora KPMG entre 200 directivos internacionales de la industria revela que más del 90% suscribe que en los próximos cinco años habrá un cambio en las ventas a favor de los híbridos, mientras cae en picado el interés por los coches más derrochadores y contaminantes, como los todoterreno y los pick-up. El híbrido es citado como producto en alza antes incluso que el coche de bajo coste, la otra gran apuesta de la industria ante la explosión de los mercados emergentes.

Sorprende que el nuevo cliente valora la eficiencia tanto como seguridad y precio. Es el comprador el que presiona al fabricante por el coche limpio, opina Marcelo Veiga, responsable de automoción de KPMG en España. "Los consumidores todavía sienten la recesión, por lo que el fabricante que logre una situación ventajosa en tecnología y costes será el elegido", explica.

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