La crisis hondureña

El Congreso liquida las opciones de Zelaya

La Cámara rechaza por 111 votos frente a 14 la restitución del mandatario depuesto - El presidente electo, Porfirio Lobo, anuncia un proceso de "diálogo nacional"

Se acabó. El presidente de Honduras, depuesto el pasado 28 de junio, ya no tiene ninguna opción de volver al poder en los dos meses que restan hasta que expire su mandato frustrado. De los 128 diputados del Congreso, 111 votaron contra la restitución de Manuel Zelaya y sólo 14 a favor. El golpista Roberto Micheletti será el presidente hasta el próximo 27 de enero.

A Micheletti le sucederá Porfirio Pepe Lobo, el candidato del Partido Nacional, que ganó las elecciones del domingo pasado sin supervisión de la ONU, ni de la Unión Europea, ni de la Organización de Estados Americanos (...

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Se acabó. El presidente de Honduras, depuesto el pasado 28 de junio, ya no tiene ninguna opción de volver al poder en los dos meses que restan hasta que expire su mandato frustrado. De los 128 diputados del Congreso, 111 votaron contra la restitución de Manuel Zelaya y sólo 14 a favor. El golpista Roberto Micheletti será el presidente hasta el próximo 27 de enero.

A Micheletti le sucederá Porfirio Pepe Lobo, el candidato del Partido Nacional, que ganó las elecciones del domingo pasado sin supervisión de la ONU, ni de la Unión Europea, ni de la Organización de Estados Americanos (OEA). Roberto Micheletti declaró ayer que Zelaya es ya parte de la historia y Lobo lo terminó de enterrar diciendo que pertenece al pasado.

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Las concentraciones y manifestaciones del Frente de la Resistencia en apoyo de Zelaya han ido menguando en los últimos cinco meses. Apenas salen ya 200 personas a las calles de Tegucigalpa. Si al principio se opusieron al golpe 24 diputados, ayer sólo lo hicieron 14. Pero desde la Embajada de Brasil en la capital hondureña, en donde se encuentra Zelaya cercado por el Ejército desde hace 75 días, el presidente depuesto reiteró su intención de seguir luchando allí "de forma pacífica por la condena a la dictadura".

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Zelaya ha expresado que seguirá en la embajada hasta el 27 de enero, "recordándoles cada minuto de cada día que son unos golpistas". Diversos cargos del Partido Nacional, de Porfirio Lobo, han declarado que para permitir la salida del país, Brasil debería reanudar las relaciones diplomáticas con Honduras. Pero en el país aún resuena la respuesta del presidente Luiz Inácio Lula da Silva cuando le preguntaron hace tres días si pensaba reconocer el Gobierno de Lobo: "No, no y no".

Los diputados zelayistas afirmaron que la decisión del Congreso provocará un mayor aislamiento de Honduras. Cuando a Lobo se le preguntó sobre esa cuestión, declaró que lo que hagan otros países le importa mucho, pero lo que más le importa es el respaldo a las elecciones que ha dado el mayor socio comercial de Honduras, que es EE UU. El presidente electo expresó su confianza en normalizar pronto las relaciones con la comunidad internacional.

Lobo, un terrateniente de 62 años, casado y padre de 11 hijos, procede de Olancho, la misma región que Zelaya. Ambos son amigos desde la infancia. Quienes conocen al presidente electo aseguran que es un centrista al mando de un partido donde abundan las posiciones más conservadoras. Tras vencer en las elecciones, Lobo aseguró que iba a iniciar un proceso de diálogo en el que no iba a "descartar a nadie". Pero las esperanzas se esfumaron ayer para los zelayistas. "Presidente Lobo Sosa, usted es un buen hombre, probablemente bien intencionado. Lamento que tome la presidencia de la república en estas condiciones", comentó una diputada zelayista. Y un compañero suyo añadió: "Creíamos que la conciliación de la que hablaba Pepe Lobo se plasmaría restituyendo hoy a Zelaya. Pero nos dimos cuenta de que ese discurso de conciliación y diálogo está vacío".

Quienes se mostraron a favor de la restitución insistieron en que el Congreso no tiene facultades para ratificar a un presidente. El diputado Marvin Ponce razonó: "Aquí hemos escuchado que Zelaya cometió delitos... que no acató la decisión del juez con la Cuarta Urna [la consulta que el presidente promovió para reformar la Constitución en contra de todos los informes jurídicos de las más altas instancias del país]. Y yo pregunto: ¿Un delito se combate con otro delito mayor? Porque el golpe de Estado es el delito mayor que puede cometer un estadista. El presidente electo Porfirio Lobo Sosa planteó que ya no iba a ser conservador el Partido Nacional, que ahora iba a ser humanista y cristiano. ¿Será cristiano y humanista tener al presidente Zelaya encerrado, haberlo sacado de su casa a balazos y llevarlo fuera del país?".

Cinco meses después del golpe, Zelaya sólo cuenta con 14 diputados, algunas centenas de activistas en un país de 7,8 millones de habitantes y miles de votantes cuyo boicoteo pacífico a las elecciones del domingo ha resultado inefectivo. El analista Sergio Bahr cree que el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, llevaba razón cuando dijo que no se pueden reconocer los comicios, pero tampoco se pueden ignorar. "Hay que tener en cuenta que votó mucha gente el domingo. Seguramente no tanta como ha transmitido el Gobierno electo [aún no se ha facilitado el dato de la abstención], pero no se les puede ignorar. Si no se ha podido derrocar a un usurpador como Micheletti, mucho menos va a ser con un presidente electo".

¿Pero qué significa no ignorar unas elecciones? "Significa que la comunidad internacional debe promover un verdadero proceso de diálogo en el país", continúa Bahr. "Porque parte de la gente que respaldó el golpe, y hay gente tanto del Partido Liberal [el de Zelaya y Micheletti] como del Nacional, lo que entienden por diálogo es reunirse entre sí. Y no puede haber un Gobierno de unidad en el que sólo haya un sector de la sociedad".

Honduras cerró ayer un capítulo de su historia. Pero la comunidad internacional tendrá que escribir el siguiente.

Un simpatizante del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, participa en una manifestación frente al Congreso Nacional.EFE

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