"Salen más baratos"

Los viernes la jornada suele acabar pronto. Pasado el mediodía, los coches con matrícula portuguesa enfilan la autopista en dirección al sur llenos de trabajadores que han pasado la semana hospedados en pisos y hoteles de Padrón. En el viaducto que atravesará parte del tramo de AVE que discurre entre Rialiño y esta localidad trabajan decenas de obreros del norte de Portugal. "Los del sur no quieren venir", ríe Mario, un bracarense que lleva media vida acudiendo a obras gallegas.

Pero el resto de los días, la jornada es más larga. "Lo normal, unas diez horas", dice uno de los compañeros ...

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Los viernes la jornada suele acabar pronto. Pasado el mediodía, los coches con matrícula portuguesa enfilan la autopista en dirección al sur llenos de trabajadores que han pasado la semana hospedados en pisos y hoteles de Padrón. En el viaducto que atravesará parte del tramo de AVE que discurre entre Rialiño y esta localidad trabajan decenas de obreros del norte de Portugal. "Los del sur no quieren venir", ríe Mario, un bracarense que lleva media vida acudiendo a obras gallegas.

Pero el resto de los días, la jornada es más larga. "Lo normal, unas diez horas", dice uno de los compañeros que trabaja en montar los pilones sobre los que se asentará el viaducto. Ambos niegan el trato abusivo al que son sometidos algunos compatriotas. Pero otro trabajador que escucha la conversación asegura que "salen más baratos y hacen más horas". "Tal y como está la cosa, las empresas recortan de donde sea", dice.

Estos dos portugueses no ven nada raro en el trabajo que hacen aquí. "Se echan las mismas horas y se cobra muy parecido, pero venimos porque llevamos más de 20 años con nuestra empresa", dice Mario. Ambos duermen en un hotel de Padrón junto a una decena de compatriotas. En la recepción dicen que se van por la mañana y vuelven por la noche. Menos los viernes, que salen disparados para Portugal.

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