El Banco de España sugiere a Caixa Tarragona que se suba al tren de la fusión

La entidad tiene una morosidad más elevada que las de Catalunya y Manresa

El Banco de España ha dejado muy claro y desde el principio su deseo de que el número de entidades financieras, en particular el número de cajas de ahorros, se reduzca de forma sustancial a raíz del actual vendaval financiero y económico. Y también ha enfatizado que las fusiones son la vía que seguir para lograr un mapa con menos actores, pero más fuertes. Una de las cajas a las que la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez está haciendo llegar su mensaje con mayor contundencia es Caixa Tarragona, que ayer afirmaba oficialmente no tener todavía "una decisión definitiva ya tom...

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El Banco de España ha dejado muy claro y desde el principio su deseo de que el número de entidades financieras, en particular el número de cajas de ahorros, se reduzca de forma sustancial a raíz del actual vendaval financiero y económico. Y también ha enfatizado que las fusiones son la vía que seguir para lograr un mapa con menos actores, pero más fuertes. Una de las cajas a las que la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez está haciendo llegar su mensaje con mayor contundencia es Caixa Tarragona, que ayer afirmaba oficialmente no tener todavía "una decisión definitiva ya tomada" con relación a una integración con Caixa Catalunya y Caixa Manresa. En el sector se habla de "fuertes presiones" para que suba al proyecto, que en el sector se espera que se desencalle en breve.

En el entorno del supervisor se evita hablar en estos términos, pero se admite: "Tendremos que hacer entender a Caixa Tarragona que le conviene subirse a este tren". La entidad que preside Gabriel Ferraté y dirige Rafael Jené tiene un elevado nivel de morosidad que roza el 7% si se mide sobre la inversión en créditos, la vara de medir habitual, aunque con relación a los activos totales esta ratio era, a 30 de junio, del 4,52%.

El problema de los créditos de dudosa recuperación, debido sobre todo a la crisis inmobiliaria, lo comparten en mayor o menor medida todas las cajas, así como los bancos. También lo sufre, y mucho, Caixa Catalunya, pero los esfuerzos por reducir la morosidad, también a base de renegociaciones con clientes y de adjudicaciones de inmuebles, han logrado que esta tasa cambie de tendencia. En el segundo trimestre del año, retrocedió 0,29 puntos, mientras en el sector seguía creciendo. Su nivel es del 5,38%. Caixa Manresa es la que tiene el nivel más bajo de las cajas catalanas (2,66%).

La morosidad media del sector en España era del 4,85% hasta junio y del 5,17% hasta agosto.

El presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, ha augurado que el sector no alcanzará una morosidad media del 7% al final del año. El Banco de España hace meses que está realizando exámenes exhaustivos a las tripas financieras de las cajas, no muy alejados de los llamados stress test, que la Reserva Federal realiza a los mayores bancos de Estados Unidos. Estas pruebas consisten en analizar cómo se comportarían, y cuánto aguantarían, las entidades financieras si el entorno de crisis se deteriorase al máximo. El supervisor actuará en consecuencia, a partir de unos resultados confidenciales.

Fuentes financieras informaron de que el presidente de Caixa Catalunya, Narcís Serra, ha estado esta semana en el Banco de España discutiendo las opciones de una fusión que está ya encarrilada con Caixa Manresa y que sigue pendiente de una respuesta de Caixa Tarragona. A diferencia de lo que ha dicho hasta ahora Caixa Laietana, que se resiste al baile de las fusiones, Tarragona se muestra interesada en el proceso, pero la resistencia interna y de su entorno empresarial a esta operación hacen que pelee duro por mantener cierto peso en los órganos de gobierno. Según fuentes próximas a la negociación, si el peso de Tarragona en proporción a los activos que aportaría es del 13,9%, la disposición de Caixa Catalunya a darle más peso en los órganos de gobierno de la nueva entidad alcanza entre el 15% y el 20%. El Gobierno catalán, que también alienta esta operación, es partidario de que la generosidad vaya más allá, incluso hasta el 30%, para evitar que Tarragona quede descolgada. El consejero de Economía, Antoni Castells, afirmó el pasado lunes en La Caixa: "En aquesta bugada, no perdrem cap llençol", en alusión a todas las entidades autóctonas que Cataluña ha perdido a golpe de crisis.

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La Diputación de Tarragona, que gobierna CiU, a priori no es entusiasta con la idea de una fusión con Catalunya porque la diferencia de tamaños (con más de 63.000 millones de activos) implicaría quedar engullida si no juega sus cartas. En principio

Uno de los factores con que puede seducir a Tarragona es un compromiso firme de destinar a su zona de influencia mayores recursos a la Obra Social, según un consejero de una caja.

Por su parte, los sindicatos presionan para que, en cualquier caso, con la fusión no pierdan peso en los órganos de gobierno, y ya han pedido en público que este peso, que por ley puede ser del 10% al 15% del total, alcance el 15%. Ahora, el peso de los representantes de los trabajadores está cerca del 13% en el caso de Caixa Catalunya, pero es más bajo en el de Tarragona y Manresa.

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