Análisis:EL ACENTO

Espías por todas partes

Un día de 2006 sonó el timbre en la casa de Ibiza de Michael Bohndorf, un accionista de 66 años del Deutsche Bank. Abrió la puerta, encontró a una atractiva joven de 23 años; la invitó a pasar. La chica había llegado hasta allí enviada por los directivos del mayor banco de Alemania con un objetivo muy concreto: sonsacarle al caballero la mayor cantidad de información posible. Al parecer, Bohndorf había empezado a ser incómodo en las juntas de accionistas de la institución, y no estaba de más buscarle un punto flaco.

El escándalo ha estallado hace unos días en Alemania. El Deutsche Bank ...

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Un día de 2006 sonó el timbre en la casa de Ibiza de Michael Bohndorf, un accionista de 66 años del Deutsche Bank. Abrió la puerta, encontró a una atractiva joven de 23 años; la invitó a pasar. La chica había llegado hasta allí enviada por los directivos del mayor banco de Alemania con un objetivo muy concreto: sonsacarle al caballero la mayor cantidad de información posible. Al parecer, Bohndorf había empezado a ser incómodo en las juntas de accionistas de la institución, y no estaba de más buscarle un punto flaco.

El escándalo ha estallado hace unos días en Alemania. El Deutsche Bank practicó el espionaje interno y recurrió a métodos de "dudosa legitimidad". No sólo espiaron a un accionista, como Bohndorf, sino también a un miembro de la directiva, a otro de su Consejo de Vigilancia, a un periodista "y a otra persona más", según la información facilitada por el propio banco.

Nada nuevo bajo el sol, dirán unos. Qué horror, también los bancos, comentarán otros. Como la noticia, esta vez, ha saltado a la prensa, las dudosas prácticas del banco están siendo sometidas a todo tipo de análisis. Una consideración general conduce a una primera conclusión: que nadie cuenta gran cosa en estos tiempos si no tiene un episodio de espionaje interno en su currículum.

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Se espían los que son rivales dentro de los bancos, las empresas, los partidos políticos. Ya no es cosa exclusiva de cornudos paranoicos o de estados enfrentados que husmean en los secretos del rival. Lo que hoy se estila es indagar en las cosas del compañero de la mesa de al lado: para hundirlo. Es lo que en Madrid parece haber sucedido con esos seguimientos que alguien encargó en la Comunidad gobernada por el PP contra rivales políticos de la presidenta regional, también del PP.

Conclusión: si todos hacen lo mismo, de lo que se trata es de marcar las diferencias. Y es ahí donde el Deutsche Bank lleva las de ganar. La chica de 23 años que visitó a Bohndorf es una chica brasileña. "Olha que coisa mais linda, mais cheia de graça", habrán pensado los que encargaron la maniobra, seducidos por la garota de Ipanema de Vinicius y Jobim. Y más que enviar a una bávara (por ejemplo), seguro que más cuadriculada para estos asuntos tan delicados, optaron por el doce balanço, el dulce balanceo, de la brasileña. Ahí Madrid pierde.

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