La depresión paterna, asociada al cólico infantil

El cólico del lactante es un problema muy común que afecta a numerosos bebés, que lloran desconsoladamente durante horas sin motivo aparente y que es fuente de frecuentes consultas al pediatra. Hasta ahora, la investigación y la práctica clínica se habían centrado en la influencia de la depresión maternal durante y después del embarazo, pero los resultados de un estudio realizado por el Erasmus Medical Center de Rotterdam (Holanda), publicado en la revista médica Pediatrics de julio, muestran que el padre con síntomas de depresión también puede tener algo que ver.

El cólico del l...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El cólico del lactante es un problema muy común que afecta a numerosos bebés, que lloran desconsoladamente durante horas sin motivo aparente y que es fuente de frecuentes consultas al pediatra. Hasta ahora, la investigación y la práctica clínica se habían centrado en la influencia de la depresión maternal durante y después del embarazo, pero los resultados de un estudio realizado por el Erasmus Medical Center de Rotterdam (Holanda), publicado en la revista médica Pediatrics de julio, muestran que el padre con síntomas de depresión también puede tener algo que ver.

El cólico del lactante aparece normalmente durante el primer trimestre de vida y sigue la regla del tres: el bebé llora y grita durante al menos tres horas, tres días a la semana y más de tres meses. Se supone que también influyen la alergia del pequeño a la leche de vaca o los gases intestinales.

El cólico del bebé es un síndrome benigno que remite espontáneamente y que aparece en niños sanos, que entre crisis comen y se mueven de forma normal. Ante este tipo de situaciones, los padres deben armarse de paciencia, aunque en los casos más extremos, algunos progenitores han llegado a zarandear a sus hijos para tratar de calmarlos, con consecuencias desastrosas e irreversibles para su cerebro.

Soledad y tristeza

El estudio holandés se realizó con centenares de parejas, cuando la mujer se encontraba en la semana 20 de gestación, de modo que se ha podido descartar que el padre se deprimiera por las incesantes llantos de su hijo. Los investigadores encontraron que en ese momento, el 12% de los padres y el 11% de las madres mostraban signos de depresión, decían sentir soledad, tristeza, falta de esperanza o desvaloración.

Los resultados de la investigación muestran que el 4,1% de los padres deprimidos, en comparación del 2,2% de los no deprimidos, tuvieron niños que pasaron por el trance del cólico infantil. También encontraron niños afectados en el 4,8% de madres deprimidas y 2,2% de no deprimidas. El llanto excesivo de la criatura seguía siendo más frecuente entre padres y madres deprimidos incluso después de tener en cuenta la edad, el nivel educativo y la etnia de los padres, el género y número de niños en el núcleo familiar y el tabaquismo.

Archivado En