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Reportaje:

"Fabulosa" Mar del Plata

El equipo español de la Copa Davis elogia el trato que le dispensa una ciudad tomada por la policía y ahogada por la reventa

"¡Saca a la t, gordo!". La orden sirve a los intereses de Juan Martín del Potro y es escuchada por Eduardo Schwank, que cumple y saca al centro. Son las nueve de la mañana y ya le observan 60 periodistas. En Mar del Plata, donde España disputará la Copa Davis a Argentina desde el viernes, todo son atenciones para que Delpo se adapte. Llegó el sábado de Shanghai, de la Copa de Maestros, pero ni el jet-lag ni sus uñas infectadas le hicieron pensar en la baja. Argentina vive para la Davis. Lo dicen la emoción de una ciudad, las estafas, la reventa, los anuncios de los periódicos y un ejército de policías.

Hasta Mar del Plata llegaron primero los coleros. Adolescentes de zapatillas rotas, higiene mejorable y desinterés por el tenis. Especialistas en largas esperas. Luego, sus superiores, los reventas. Sólo 300 abonos para la final se pusieron a la venta. Pocos llegaron a los ciudadanos. Hoy, el que valía 240 euros cotiza a 1.100. Eso, en la calle. Por teléfono, depende de la habilidad negociadora. Se coge un diario, el Clarín, por ejemplo; se acude a las páginas de deportes, y allí está el anuncio, "vendo entradas", y un número telefónico como puente.

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"La ciudad nos está tratando de fábula", explicó ayer Emilio Sánchez Vicario, el capitán del equipo español. El autobús, que esperaba en Buenos Aires, lo recibió con una gorra, una camiseta y una baraja de cartas con el logo de la compañía por cabeza. A mitad del trayecto, de cuatro horas, la gente del tenis organizó a petición del grupo una parada para comer en El Rosal, un asador de Dolores. Y en Mar del Plata el alcalde obsequió a la delegación con un libro de la villa y dos cajas de sus famosos alfajores. "Están encima de nosotros para lo que queramos y necesitemos", dicen los jugadores para referirse al personal de su hotel, que, "por si acaso", siempre prepara una merienda, que no se consume, o a la escolta de tres o cuatro motoristas que pide autógrafos "supercivilizadamente". Mar del Plata respira tenis. Lo explica David Nalbandian: "Llevo desde 2002 jugando la Davis. Todo ese esfuerzo y sacrificio lo he hecho para poder jugar esta final como local".

Decenas de policías con petos naranja ocupan las esquinas donde ninguna luz ilumina la noche. Entonces, no alcanza la vista para ver los carteles de la final; ni los de la pelotita amarilla del Gobierno de Buenos Aires celebrando que sea en Mar del Plata, donde ha invertido casi ocho millones de euros; ni los anuncios en talleres con banderas de los dos países y el bíceps de Rafael Nadal, el gran ausente. Entonces, la inseguridad, el delito, toma cuerpo. Los reporteros de TVE han perdido material por valor de 100.000 euros, cámara incluida. Un robo de guante blanco. No fue en un oscuro callejón. Fue en el Hermitage, un hotel de estilo neoclásico que mira al mar. El de España.

David Ferrer (a la izquierda) y Feliciano López bromean en una pausa del entrenamiento.
David Ferrer (a la izquierda) y Feliciano López bromean en una pausa del entrenamiento.ASSOCIATED PRESS

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