Cazado en un hotel por ingerir 99 bolas de cocaína
Ignacio Antonio C. calculó mal los tiempos y ha acabado en la cárcel. Este argentino de 56 años voló el pasado jueves de Buenos Aires a Barcelona. Dentro de su cuerpo transportaba 99 bolas de cocaína que había ingerido. Los muleros como él suelen ser cazados en el aeropuerto. En este caso, sin embargo, supo mantener el tipo y logró llegar a un hotel del Barri Gòtic de Barcelona, donde había hecho una reserva. Llegó demasiado pronto: eran las diez de la mañana y la habitación no estaría lista hasta mediodía. Ésa fue su perdición.
El hombre dijo que esperaría en la recepción, pero ...
Ignacio Antonio C. calculó mal los tiempos y ha acabado en la cárcel. Este argentino de 56 años voló el pasado jueves de Buenos Aires a Barcelona. Dentro de su cuerpo transportaba 99 bolas de cocaína que había ingerido. Los muleros como él suelen ser cazados en el aeropuerto. En este caso, sin embargo, supo mantener el tipo y logró llegar a un hotel del Barri Gòtic de Barcelona, donde había hecho una reserva. Llegó demasiado pronto: eran las diez de la mañana y la habitación no estaría lista hasta mediodía. Ésa fue su perdición.
El hombre dijo que esperaría en la recepción, pero de repente perdió la compostura. Entraba y salía del lavabo constantemente -en una ocasión estuvo encerrado más de media hora- y nunca soltaba su equipaje. Tal comportamiento llamó la atención al personal del hotel, que alertó a los Mossos. Una patrulla encontró, dentro de la maleta, una camisa llena de excrementos que escondía 30 bolas de cocaína envueltas en plástico transparente.
Los agentes hallaron medicamentos que los muleros usan para contrarrestar los ritmos cardiacos, la producción de ácido y los dolores que provoca la ingesta de cápsulas. Por temor a que las bolas reventaran en su cuerpo y le causaran serios problemas de salud, Ignacio Antonio fue trasladado al hospital del Mar, donde expulsó el resto de la mercancía ilegal.