LA CALLE | De noche

Sucedáneo de Rat Pack

No, no se ha equivocado. Baje las escaleras al lado de la cafetería. Sólo abrir las cortinas uno se da cuenta de que ha acertado. Aguarda una noche de copas, de buenas copas. La barra yace a la derecha, altiva y elegante, y es uno de los espacios mejor escogidos que existen en la ciudad y alrededores. Carta extensa y buen elenco de destilados. No dejen de pedir combinados de whisky -es muy apropiado para esta época el whisky sour- y disfruten de un ambiente delicioso, si uno se olvida que comparte lavabo con una cafetería. Se dice que el Milano recuerda a los años cuarenta y cincuenta, ...

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No, no se ha equivocado. Baje las escaleras al lado de la cafetería. Sólo abrir las cortinas uno se da cuenta de que ha acertado. Aguarda una noche de copas, de buenas copas. La barra yace a la derecha, altiva y elegante, y es uno de los espacios mejor escogidos que existen en la ciudad y alrededores. Carta extensa y buen elenco de destilados. No dejen de pedir combinados de whisky -es muy apropiado para esta época el whisky sour- y disfruten de un ambiente delicioso, si uno se olvida que comparte lavabo con una cafetería. Se dice que el Milano recuerda a los años cuarenta y cincuenta, a esa generación que prefería olvidar el horror que les acompañaría toda la vida en forma de guerra mundial. Pero lo que recrea sin querer este local es el Rat Pack, ese catálogo de estrellas de Hollywood -¿lo creó Humphrey Bogart o Frank Sinatra?- que se divertían de lo lindo.

No hay que asustarse por el marco, Dean Martin no amenizará la velada. Quien sí es un aliado es Juanjo, líder del bar y que ya dejó una herencia de leyenda en el Negroni de la calle de Joaquín Costa. Verdadero escudero de la noche y barman comme il faut en una ciudad que ha perdido la cabeza por los gin tonics express y por la delicadeza del mojito. Desde el traidor Príncipe de Gales al sofisticado Vodkatini se nota la mano y el cariño de un barman.

El Rat Pack se identifica con la música y con el buen hacer de un par de generaciones de los mejores actores norteamericanos. Pero lo que significa, por encima de todo, es estilo, aquello que los arribistas llaman hoy glamour. Ahí es donde el Milano se tambalea, pero aún mantiene la esperanza. Le falta un punto de ebullición. Las copas son correctas, la música es adecuada y la intención audaz, todo va viento en popa. Todo menos la extraña sensación de paladear el sucedáneo de un grandísimo bar.

- Lo más: Una coctelería de las que no quedan y que vale la pena apadrinar. Bravo el espíritu de Juanjo, barman recomendable.

- Lo menos: Bajar escaleras (para luego subirlas) y un punto quizá demasiado exagerado de oscuridad en el ambiente.

- Milano. Ronda de la Universitat, 35. Barcelona. 93 481 33 27.

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