Los problemas de la sequía

La sequía se ceba en el Alt Empordà

49 municipios llevan siete meses sin poder regar ni llenar piscinas - Los alcaldes piden que se mantegan las restricciones de la fase 2

Fueron los primeros municipios de Cataluña en entrar en la fase 2 de excepcionalidad y serán los últimos en salir. Son las 49 poblaciones del Alt Empordà que beben del río Muga, entre ellas la capital, Figueres, con más de 41.000 habitantes, y localidades turísticas como Roses, Cadaqués, Empuriabrava y Llançà. Juntas suman unos 110.000 habitantes censados, pero la cifra se puede triplicar o cuadruplicar durante la temporada turística.

Están en fase de excepcionalidad 2 desde el 3 de noviembre de 2007 y desde entonces han estado varias veces a punto de cruzar el umbral de la emergencia. ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Fueron los primeros municipios de Cataluña en entrar en la fase 2 de excepcionalidad y serán los últimos en salir. Son las 49 poblaciones del Alt Empordà que beben del río Muga, entre ellas la capital, Figueres, con más de 41.000 habitantes, y localidades turísticas como Roses, Cadaqués, Empuriabrava y Llançà. Juntas suman unos 110.000 habitantes censados, pero la cifra se puede triplicar o cuadruplicar durante la temporada turística.

Más información

Están en fase de excepcionalidad 2 desde el 3 de noviembre de 2007 y desde entonces han estado varias veces a punto de cruzar el umbral de la emergencia. Por ahora, tienen garantizado el suministro de agua potable hasta después del verano, pero mantienen las prohibiciones de regar y llenar piscinas.

Las lluvias de mayo han caído con cuentagotas en la comarca, y el pantano de Boadella continúa siendo el que está en el nivel más bajo de Cataluña. Ayer se situaba al 31,40% de su capacidad, con 19,19 hectómetros cúbicos de agua almacenada, mientras que hace un año estaba al 52,58%. Boadella es el principal embalse de la cuenca del río Muga, el gran centro hidráulico de la comarca, nacido en las montañas de Bassegoda-Salines y con un recorrido de 64 kilómetros hasta su desembocadura en los Aiguamolls de l'Empordà. Tiene una capacidad de 62 hectómetros cúbicos de agua y se terminó de construir en 1969 con la triple finalidad de laminar las frecuentes avenidas del río Muga, suministrar agua a Figueres y convertir en tierras de regadío unas 12.000 hectáreas de la comarca.

El Alt Empordà también es rico en acuíferos subterráneos, pero no han servido para paliar la sequía, ya que muchos se encuentran dañados por sobreexplotación, presencia excesiva de sal o acumulación de purines procedentes de granjas porcinas, tal como han denunciado entidades ecologistas.

Ayer en Figueres estaban muy atentos a cualquier maniobra de la Agencia Catalana del Agua (ACA) y casi daban por hecho el anuncio inminente de la salida de la fase 2. Y es que, según el decreto de sequía, a partir de 19 hectómetros cúbicos ya se puede pasar a la fase 1, por lo que en cualquier momento podría anunciarse el final de las restricciones más severas en la cuenca del Muga. La decisión no depende tanto del ACA, que podría valorar distintos factores antes de pronunciarse.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El concejal de Medio Ambiente y portavoz del grupo municipal de ICV en el Ayuntamiento de Figueres, Richard Elelman, es partidario de mantener las restricciones pese al aumento de las reservas. "No tenemos poder para decir cuándo se pasa de una fase a otra, pero nosotros continuaremos como ahora, por coherencia y para no crear confusión en los ciudadanos". Elelman cifra en el 15% la reducción del consumo de los últimos meses, con medidas como controles aleatorios del consumo de los contadores de agua para sancionar a los que incumplan las restricciones. El concejal critica la "improvisación" del Gobierno catalán, al que acusa de "centralista": "Sólo se ha hablado del Ter y del Llobregat y de lo que afecta a Barcelona, somos los grandes olvidados". Elelman apuesta por instaurar una nueva cultura del agua y recuerda que, si no se toman medidas, la sequía se instalará de forma permanente. "Este mismo otoño podemos volver a estar igual, hay que repensar la política del agua".

En Llançà, que en verano alcanza 40.000 habitantes, el concejal de Medio Ambiente, Manel Tolsones (CiU) también se muestra preocupado por la posible salida de la fase 2. "Tenemos agua garantizada para pasar la temporada turística, pero sólo si mantenemos las restricciones que hay ahora. Mejor no correr riesgos", dice. En Castelló d'Empúries, municipio al que pertenece la marina residencial Empuriabrava, se muestran "desconfiados" de la aportación real de las últimas lluvias y del verdor que muestran los campos. "Es un disfraz de la naturaleza, pero hay que seguir alerta", comenta un portavoz del consistorio.

- Piscinas con agua de mar

En Roses, con una población censada de 20.000 habitantes que en verano supera los 80.000, el Ayuntamiento se ha tomado muy en serio la sequía y ha sido de los primeros en promover campañas para instalar kits de ahorro en grifos y cisternas domésticas. También han cambiado las duchas convencionales de las playas por duchas para los pies con horarios restringidos y han sustituido el césped de las rotondas de acceso a la población y del paseo marítimo por plantas autóctonas que precisan menos agua. Pero la medida estrella en un municipio donde se contabilizan centenares de piscinas privadas es la posibilidad de llenarlas con agua de mar a partir de un punto de captación que el Consistorio tiene previsto instalar en el puerto deportivo. El concejal del área de Medio Ambiente de Roses, Francisco Martínez (PSC), confía en el éxito de la iniciativa, aún no acabada de concretar, y cree que es una buena solución para los propietarios de segundas residencias con piscina, muchos de los cuales son extranjeros. "Hay que cuidar al turismo", sentencia.

Y es que el factor turístico es sin duda uno de los más sensibles a las restricciones de agua. Los ayuntamientos consultados aseguran que los vecinos y residentes se lo han tomado "bien por ahora" y que apenas se han registrado infracciones. Destaca una empresa de Figueres que llenaba piscinas de Roses y Llançà con agua potable, pero en general los ciudadanos han respetado las prohibiciones. Pero a medida que se acercan los meses de mayor afluencia turística en la Costa Brava, la falta de agua se vive con inquietud desde el sector. Los establecimientos hoteleros temen que las restricciones les acaben pasando factura y que los operadores turísticos opten por otros destinos.

"El agua es básica y es un tema muy sensible. Muchos visitantes de la Costa Brava son extranjeros y nos consta que han seguido con preocupación las noticias sobre la sequía, la llegada de barcos con agua a Barcelona...", comentan desde la Asociación de Hostelería del Alt Empordà.

Algunos propietarios de la marina residencial de Empuriabrava han decidido no ir este año, según la familia Hoffman. "No están bien informados y temen que no podrán ni ducharse", explica la madre. En un hotel familiar de Llançà también han recibido menos reservas para junio y lo achacan a la sequía.

- El barco de Cadaqués

La imagen del barco cargado con agua entrando en el puerto de Barcelona también se vivió en Cadaqués, donde se consideran un municipio "pionero" en la gestión de la sequía. Ocurrió en la década de 1970 y los vecinos aún recuerdan las penurias de no tener agua ni para beber. El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Cadaqués, Valentí Seriñana, comenta que los problemas se solucionaron con la apertura de pozos en la vecina localidad de Castelló d'Empúries. La actual sequía se vive con "normalidad" en el pueblo y no temen por la campaña turística. "Los que nos visitan aprecian el paisaje y la tranquilidad, y saben que vienen a una zona seca del Mediterráneo", asegura la propietaria de un hotel de Portlligat. También emplean agua de pozo en Llançà, donde el 60% del suministro procede de recursos subterráneos y el resto del Muga.

- Ni gota para los regantes

Las dos comunidades de regantes del río Muga, que agrupan a más de un millar de agricultores, se sienten "olvidados" por las administraciones. Según Antoni Casademont, de la Unió de Pagesos, actualmente la Agencia Catalana del Agua no les garantiza ni un hectómetro para la cosecha de este año y están a la espera de la reunión de la próxima junta de desembalse del pantano de Boadella. "Tendrán que darnos algo, aunque sea 1,5 hectómetros para garantizar la supervivencia de los pocos árboles frutales que aún resisten y para sembrar maíz con el que alimentar al ganado", comenta. Casademont asegura que muchos regantes han optado por no sembrar o bien han cambiado los cultivos de maíz por los de girasol, más resistente. Calculan que en un año normal consumen unos 15 hectómetros cúbicos para irrigar unas 6.000 hectáreas de cultivo de regadío, básicamente cereales, forrajes y frutales.

El pantano de Boadella, en Girona, que abastece al río Muga, estaba ayer al 31,40% de su capacidad.MARCEL.LÍ SÀENZ
Dos operarios limpiando un estanque vacío en RosesMARCEL.LÍ SÀENZ

Archivado En