LA CALLE / De noche

Maracaná

Maracaná es el templo del fútbol, un estadio que mezcla pasión, leyenda y mito. En Barcelona algo se le acerca. Y no es una enorme instalación deportiva, sino un local que más bien destaca por ser bastante pequeño. Es suficiente. Demuestra que para recrear el ambiente de un país no son necesarias grandes florituras. Que nadie espere palmeras, arena de playa o recreaciones de los festejos del carnaval de Río de Janeiro. La parroquia del bar Samba Brasil revive este país a través de un peculiar museo del deporte rey. Y de las caipirinhas, que tienen fama de ser (y con razón) las mejores d...

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Maracaná es el templo del fútbol, un estadio que mezcla pasión, leyenda y mito. En Barcelona algo se le acerca. Y no es una enorme instalación deportiva, sino un local que más bien destaca por ser bastante pequeño. Es suficiente. Demuestra que para recrear el ambiente de un país no son necesarias grandes florituras. Que nadie espere palmeras, arena de playa o recreaciones de los festejos del carnaval de Río de Janeiro. La parroquia del bar Samba Brasil revive este país a través de un peculiar museo del deporte rey. Y de las caipirinhas, que tienen fama de ser (y con razón) las mejores de Barcelona.

Los jueves a medianoche el bar empieza a estar lleno. Tiene toda la pinta de ser el clásico local familiar, de barrio, donde la gente ya se debe de tener más o menos vista. Un ambiente cómodo y agradable para tomar una copa, charlar y disfrutar de la música brasileña.

En las paredes hay fotografías de las cinco copas del mundo que ha ganado Brasil, retratos dedicados de jugadores como Rivaldo y Ronaldinho, además de alguna que otra foto que atestigua que por allí (sí, ¡también por allí!) han pasado personajes de la interminable factoría de Gran Hermano o del ya finiquitado Crónicas marcianas. De cualquier modo, ahí está la parte mítica y legendaria de Maracaná.

La mayoría de la gente no cabe en las mesas y se queda de pie charlando. Es el gentío del estadio de fútbol a pequeña escala. Las caipirinhas, caipiroscas y mojitos corren de mano en mano. El olor de la menta casi puede más que la espesa capa de humo del tabaco. La lima, la cachaça y el azúcar están perfectamente mezclados. Tanto, que apetece ir probando otros cócteles. Y tanto, que compensa las estrecheces que pueden sufrir los clientes.

- Lo más: las caipirinhas, caipiroscas y mojitos tienen fama de ser de los mejores que se hacen en Barcelona.

- Lo menos: es muy pequeño y se llena hasta los topes enseguida.

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- Dirección: Samba Brasil. Lepant, 297. Barcelona (metro Sagrada Família).

lpellicer@elpais.es

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