La memoria de la historia inmediata
Nada honra ni beneficia a los españoles que cada 14 de abril el Estado como tal ignore institucionalmente la fecha. Ni siquiera hay establecida una referencia oficial a las libertades civiles durante el corto periodo democrático de la Segunda República Española y, por otra parte, el único en la historia de España equiparable a nuestra joven democracia actual. Se les debe a los que padecieron la guerra y la victoria inicua durante 40 años.
A las nuevas generaciones urge explicarles la verdad, la memoria irrenunciable de esa historia inmediata que ha influido en sus vidas aunque no lo sep...
Nada honra ni beneficia a los españoles que cada 14 de abril el Estado como tal ignore institucionalmente la fecha. Ni siquiera hay establecida una referencia oficial a las libertades civiles durante el corto periodo democrático de la Segunda República Española y, por otra parte, el único en la historia de España equiparable a nuestra joven democracia actual. Se les debe a los que padecieron la guerra y la victoria inicua durante 40 años.
A las nuevas generaciones urge explicarles la verdad, la memoria irrenunciable de esa historia inmediata que ha influido en sus vidas aunque no lo sepan o se les haya explicado en lecturas prescindibles, en prédicas de ira y con el sonajero mediático de las amenazas para ocultar la verdad.
Estamos legitimados para celebrar la verdad democrática desde la memoria haciendo un mejor presente continuo de libertad, sin remilgos a la hora de condenar el franquismo y sus estragos como el mínimo denominador común para reforzar siempre nuestro Estado de derecho. Afortunadamente existe una seria, contrastada y reputada historiografía sobre nuestro país. El Estado no debe desperdiciar la memoria de la escasa democracia habida en la historia de España.