Víctimas del parón de ventas

Los andamiajes del sector de la construcción se están viniendo abajo poco a poco, pero sin que su caída se detenga. La presentación del concurso de acreedores de Urazca Construcciones no es sino un síntoma más de que el parón que se registra en la compraventa de viviendas se está llevando por delante todo lo que pilla.

El grupo inmobiliario Ereaga, con sede en Getxo (Vizcaya) y formado por 18 sociedades que operan como constructoras y promotoras en el País Vasco, Madrid, Valladolid, Murcia, Alicante y Cantabria, suspendió pagos en diciembre de 2007, al no poder hacer frente a unas deud...

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Los andamiajes del sector de la construcción se están viniendo abajo poco a poco, pero sin que su caída se detenga. La presentación del concurso de acreedores de Urazca Construcciones no es sino un síntoma más de que el parón que se registra en la compraventa de viviendas se está llevando por delante todo lo que pilla.

El grupo inmobiliario Ereaga, con sede en Getxo (Vizcaya) y formado por 18 sociedades que operan como constructoras y promotoras en el País Vasco, Madrid, Valladolid, Murcia, Alicante y Cantabria, suspendió pagos en diciembre de 2007, al no poder hacer frente a unas deudas de 160 millones de euros.

Ereaga abrió el camino y la última víctima del cambio de ciclo inmobiliario ha sido Urazca, que triplica su pasivo.

Pero en el resto de España han caído otras mayores. El grupo valenciano Llanera, dedicado a promociones turísticas y que emplea a 600 trabajadores, presentó suspensión de pagos en octubre, al acumular una deuda de 746 millones.

Fuentes del sector explican que el efecto combinado del parón de las ventas y la dificultad para lograr nuevos créditos ha hecho que todas estas empresas no hayan podido hacer frente a los pagos y créditos contraidos.

Como lo habitual hasta hace un año era vender todas las promociones sobre plano, las empresas constructoras pedían créditos a corto plazo. Los bancos y cajas, según fuentes del sector, han endurecido las condiciones para refinanciar a largo plazo los créditos a corto, una situación que ha ahogado a estas compañías.

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El primer efecto de la crisis del sector en Euskadi fue el parón de las ventas de pisos, y después, el cierre de numerosas agencias inmobiliarias.

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