¿Una moda pasajera?

Desde que se anunció el proyecto de refinería de petróleos en Extremadura, miles de ciudadanos vienen manifestando su rechazo a esta industria como modelo de desarrollo sostenible.

Hay elementos disparatados e inaceptables en este proyecto: se apuesta por un modelo energético obsoleto al seguir dependiendo de los combustibles fósiles; la refinería se ubicaría en Tierra de Barros, la zona agrícola más potente de Extremadura; afectaría muy negativamente al turismo de la zona en sus diferentes vectores; precisaría de un oleoducto de 250 kilómetros de longitud hasta el puerto de Huelva que ...

Desde que se anunció el proyecto de refinería de petróleos en Extremadura, miles de ciudadanos vienen manifestando su rechazo a esta industria como modelo de desarrollo sostenible.

Hay elementos disparatados e inaceptables en este proyecto: se apuesta por un modelo energético obsoleto al seguir dependiendo de los combustibles fósiles; la refinería se ubicaría en Tierra de Barros, la zona agrícola más potente de Extremadura; afectaría muy negativamente al turismo de la zona en sus diferentes vectores; precisaría de un oleoducto de 250 kilómetros de longitud hasta el puerto de Huelva que tendría que perforar el Parque Natural de Aracena y el de la Sierra Norte de Sevilla...

Pero lo más sangrante de todo es el apoyo de la Junta de Extremadura, que quiere cofinanciar con dinero público esta refinería.

Hace unos días hubo una nueva manifestación ciudadana en Extremadura contra este proyecto. Como lector de EL PAÍS, un periódico global y posicionado con el desarrollo sostenible, me siento decepcionado al comprobar una vez más que no se hace eco alguno de esta movilización ciudadana contra un proyecto económica y medioambientalmente insostenible.

¿O es que la lucha contra el cambio climático ha sido una moda pasajera del poder y los medios de comunicación.