Desfalco en el Guggenheim

La falta de control facilitó la apropiación

Expertos en fiscalización critican que el trabajo de Cearsolo no fuese supervisado - Las cuentas de la Sociedad Tenedora quedaron fuera de los informes del Tribunal

"Lo que ha fallado es que el controlador estaba sin controlar". Así explica un censor jurado de cuentas cómo fue posible que el director de Administración y Finanzas del Museo Guggenheim Bilbao, Roberto Cearsolo, se apropiara de casi medio millón de euros a lo largo de 10 años sin que el desfalco fuera detectado y se llevara por delante buena parte del prestigio de la gestión del museo. Hasta que hace unos días comenzaron a buscarse los documentos solicitados por el Tribunal Vasco de Cuentas (TVCP) para fiscalizar las operaciones de cambio de divisas para la compra de obras de arte, no hubo so...

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"Lo que ha fallado es que el controlador estaba sin controlar". Así explica un censor jurado de cuentas cómo fue posible que el director de Administración y Finanzas del Museo Guggenheim Bilbao, Roberto Cearsolo, se apropiara de casi medio millón de euros a lo largo de 10 años sin que el desfalco fuera detectado y se llevara por delante buena parte del prestigio de la gestión del museo. Hasta que hace unos días comenzaron a buscarse los documentos solicitados por el Tribunal Vasco de Cuentas (TVCP) para fiscalizar las operaciones de cambio de divisas para la compra de obras de arte, no hubo sospechas del fraude. "Ha fallado el control interno al supervisar el trabajo del director financiero por parte de sus superiores [el director general, Juan Ignacio Vidarte], lo que sorprende más al tratarse de una sociedad con muy poca actividad".

No se consideró necesario contar con dos firmas para disponer de fondos
Las protestas de la oposición crecieron tras las pérdidas de seis millones
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Cearsolo, la mano derecha de Vidarte en asuntos económicos, ha reconocido se ha apropiado de dinero procedente de las sociedades Tenedora, encargada de la adquisición de la colección de arte del Guggenheim, y de la Inmobiliaria, propietaria del edificio. Ambas son meras sociedades instrumentales, sin personal ni actividad, gestionadas desde la cúpula directiva del museo. El trabajo del director financiero, y las irregularidades que ocultó, estaban expuestos a la vista de un controlador que no existió.

Fuentes del TVCP, que se reúne hoy en pleno para explicar se actuación sobre el Guggenheim, incidieron en que en el museo ha habido "mucho dinero y poco control". Las mismas fuentes criticaron que Vidarte "ha hecho y deshecho" en la fundación y las sociedades instrumentales con la complacencia del Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya. El Guggenheim encargó auditorías de la Sociedad Tenedora en los años 1995, 1996 y 1997. No volvió a hacerlo hasta 2007, después de conocerse las pérdidas en la compra de dólares y poco antes de que el Parlamento ordenara a la Tenedora la realización de una auditoria externa de carácter anual y pidiera al TVCP que revisara toda la operación de compra de divisas. Según la confesión de Cearsolo, empezó a apropiarse de dinero de las cuentas de la Tenedora en 1998 y siguió desviando dinero a cuentas ajenas al museo hasta 2005.

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La auditoria de 2007 de dicha sociedad, realizada por la empresa Attest, corrigió los criterios contables del Guggenheim y detectó pérdidas de 1,5 millones de euros, otra vez por diferencias de cambio. Las transacciones realizadas en ejercicios anteriores no eran objeto de estudio, así que el desfalco siguió oculto.

Cearsolo pudo esquivar la fiscalización del TVCP porque su informe se centró en las adquisiciones de obras de arte por parte de la Sociedad Tenedora entre 1999 y 2005, y no abordó el resto de la contabilidad. Las apropiaciones, según ha confesado, se realizaron a través de transferencias y cheques en los que falsificó la firma de Vidarte, el único que la tenía autorizada. El Tribunal ya advirtió en el informe sobre la actividad de la Fundación Guggenheim (la organización que gestiona el museo) correspondiente a 2005 de los riesgos de funcionar con una sola firma autorizada. El documento aconsejaba que, para una adecuada gestión, las disposiciones de fondos se realizaran "de manera solidaria con al menos dos firmas autorizadas". El Guggenheim alegó que la recomendación del TVCP "pertenece al ámbito de la mera opinión" y no responde "a cubrir una deficiencia en la gestión". El informe también aconsejaba "someter las cuentas de la Tenedora a auditoría financiera" y censuraba que no se le aplicaran los controles propios de la Administración.

La primera fiscalización del Tribunal de Cuentas al Guggenheim, correspondiente al periodo de su construcción y puesta en marcha, que abarcó de 1992 al cierre de 1998, tampoco descubrió que en ese último ejercicio que Cearsolo había emitido tres talones irregulares por más de 160.000 euros, procedentes de la Sociedad Inmobiliaria, su primera operación de desfalco.

La exigencia de transparencia en las cuentas por parte de la oposición ha sido constante desde el inicio del proyecto, especialmente en el caso de las compras de obras de arte, a las que se han destinado ya cerca de 90 millones de euros. Las instituciones se obstinaron en negar la información, hasta que, en plena negociación de la Ley de Museos, se aprobó por unanimidad en el Parlamento un acuerdo a favor de facilitar anualmente el precio pagado por cada obra de arte en museos con participación del Gobierno vasco. En la práctica, sólo afectó al Guggenheim; el resto ya lo hacía.

Cuando a mediados de 2007 el TVCP difunde el informe que revela pérdidas de seis millones de euros en la Sociedad Tenedora en operaciones de cambio de divisas, arreciaron las críticas por la falta de control externo. A través de la Sociedad Tenedora, el Guggenheim adquirió entre 2002 y 2005 más de 27 millones de dólares para pagar la compra de obras, estimando que el cambio del euro siguiera a la baja. Las previsiones fallaron clamorosamente y el euro comenzó una carrera ascendente frente a la moneda estadounidense, que originó las pérdidas millonarias. Tirando de ese hilo, con la petición de auditorias y mayor control externo, se ha llegado a descubrir el desfalco.

Cearsolo confesó la semana pasada, días después de que el TVCP solicitara la documentación necesaria para estudiar la operación con los dólares.

El director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, el pasado miércoles en la rueda de prensa en la que anunció el desfalco, flanqueado por la directora de Comunicación, Alicia Martínez, y la directora de Secretaría General, Arantza Odiaga (derecha).LUIS ALBERTO GARCÍA

¿Qué pasará con Cearsolo?

- ¿A cuántos años podría ser condenado? Depende del tipo de delito por el que termine siendo imputado. Las penas por estafa básica van de seis meses a tres años de cárcel, pero si se demuestra que hubo una serie de agravantes como falsificación de firmas, si se produce mediante cheque, si hubo abuso de confianza o si implica a patrimonio artístico cultural pueden agravarse y subir de uno a seis años.- ¿Se tendrá en cuenta que devuelve lo desfalcado? Sí. La reparación del daño es una atenuante que podría suavizar la condena en su contra. Fuentes del Colegio de Abogados de Bilbao ven factible que, ya que Cearsolo ha confesado los hechos, se podría llegar a un acuerdo entre defensa, acusación particular (el museo) y la fiscalía sobre la pena.- ¿Ingresará en prisión preventiva? ¿Se incautarán sus bienes? Los abogados consultados lo ven poco probable debido a que se ha comprometido a devolver las cantidades, pero la decisión final estará en manos del juez de instrucción.- ¿Cuándo tendrá que declarar? El juez admitirá a trámite previsiblemente la denuncia del museo y empezará la instrucción. Cearsolo deberá entonces explicar su versión, al igual que la parte denunciante, el museo. El juez de instrucción establecerá una posible secuencia de los hechos y valorará si había o no más gente implicada. No hay un plazo de tiempo definido para este tipo de casos.

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