Reportaje:

"Vuelvo donde está mi casa"

Mario Iceta agradece el "afecto" de los sacerdotes vizcaínos en su ordenación como obispo auxiliar de Bilbao - Pide el "don de la paz que tanto deseamos"

Toda el peso de los ritos y la parafernalia de la Iglesia católica rodearon ayer la ordenación del nuevo obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta Gavicagogeascoa (Gernika, 1965). La ceremonia, celebrada en una abarrotada Catedral de Santiago, estuvo presidida por el obispo, Ricardo Blázquez, y a ella asistieron el nuncio Manuel Monteiro; el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino; el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, y una veintena de obispos. En su breve alocución tras el rito de ordenación, Iceta agradeció a los sacerdotes de Vizcaya su "acogida y afecto".

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Toda el peso de los ritos y la parafernalia de la Iglesia católica rodearon ayer la ordenación del nuevo obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta Gavicagogeascoa (Gernika, 1965). La ceremonia, celebrada en una abarrotada Catedral de Santiago, estuvo presidida por el obispo, Ricardo Blázquez, y a ella asistieron el nuncio Manuel Monteiro; el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino; el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, y una veintena de obispos. En su breve alocución tras el rito de ordenación, Iceta agradeció a los sacerdotes de Vizcaya su "acogida y afecto".

El nombramiento de Iceta, un euskaldun que ha desarrollado casi toda su carrera eclesiástica lejos del País Vasco, fue recibido con reticencias por sectores del clero vasco. Su llegada como obispo auxiliar en sustitución de Carmelo Echenagusia, quien dimitió recientemente al haber cumplido la edad reglamentaria, ha sido interpretada por algunos sectores de la Iglesia vizcaína como el distanciamiento del nacionalismo y el giro a posiciones más conservadoras.

El público abarrotó la catedral para seguir la ceremonia de ordenación

Las reservas iniciales de parte del clero, molesta también por no contar con un obispo auxiliar surgido de la propia diócesis, se han amortiguado en parte.

Iceta habló en la ceremonia de ayer en euskera y castellano. Su intervención, de tono muy cálido, fue contestada con aplausos por los asistentes. No sólo agradeció el "afecto" que dijo haber recibido ya de los sacerdotes, sino que mostró su intención de quererles a todos "de modo infinito", siguiendo el consejo recibido de un obispo. "Vengo donde está mi casa, mi familia, los amigos de mi infancia", recalcó a los presentes.

Iceta pidió unidad para la Iglesia y el "don de la paz que tanto desamos" en el mensaje que pronunció tras recibir el anillo, la mitra y el báculo obispales. "La paz se construye desde dentro del corazón hacia fuera", añadió. En ese camino, señaló el ejemplo del corazón y el amor de Jesucristo: "Pedimos ese corazón nuevo, a imagen del suyo, capaz de construir la paz".

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Iceta se convirtió ayer en el obispo más joven de España. Doctor en Medicina y Teología y máster en Economía, fue ordenado sacerdote en 1994 en Córdoba, donde ha desarrollado su carrera y llegó a vicario general.

Los sacerdotes que le han acompañado a lo largo de su vida, desde los capuchinos del colegio de Lekaroz (Navarra) donde curso Bachillerato a sus superiores en la diócesis cordobesa, y sus familiares y amigos le arroparon en una ceremonia que duró dos horas. No sólo los allegados a Iceta siguieron la liturgia. La catedral estaba llena media hora antes de que comenzase la misa con la solemne entrada por el pasillo principal de la veintena de obispos. Fue necesario habilitar sillas en el claustro y el pórtico, desde donde pudo seguirse la celebración en pantallas de vídeo. Tras la ceremonia, el público pudo acercarse a saludar a Iceta en el altar catedralicio. El nuevo obispo ha elegido como lema episcopal Omnium Servus (Servidor de todos), tomado del Evangelio de San Marcos.

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