Tribuna:En la muerte de una editora

Una hermosa herencia

Recuerdo a Isabel, hermosa, vivaz, inteligente, atenta a los escritores de la casa, haciéndonos sentir parte del mismo hogar. Renuevo en Isabel el espíritu de su padre, nuestro queridísimo amigo Jesús de Polanco, tan grande en el triunfo como en la adversidad: acosado por los poderes de la nostalgia fascista, resistente, rodeado de amigos leales. Isabel era heredera de Jesús en el más noble sentido. Su herencia consistía en ver y saber.

Era la heredera de un sueño: el de un mundo iberoamericano más libre, mejor informado, más fraternal y unido. Isabel luchó, bella y sabia, por ese mundo...

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Recuerdo a Isabel, hermosa, vivaz, inteligente, atenta a los escritores de la casa, haciéndonos sentir parte del mismo hogar. Renuevo en Isabel el espíritu de su padre, nuestro queridísimo amigo Jesús de Polanco, tan grande en el triunfo como en la adversidad: acosado por los poderes de la nostalgia fascista, resistente, rodeado de amigos leales. Isabel era heredera de Jesús en el más noble sentido. Su herencia consistía en ver y saber.

Era la heredera de un sueño: el de un mundo iberoamericano más libre, mejor informado, más fraternal y unido. Isabel luchó, bella y sabia, por ese mundo nuestro que a veces se descubre a sí mismo en un libro, una página, una línea. Isabel veía. Isabel sabía. Su vida merece las palabras del salmo: recibo, tengo y dejo una hermosa herencia.

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Carlos Fuentes es escritor, premio Príncipe de Asturias y Cervantes.

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