Cava contra el casco

La lluvia dio una tregua a la Familia Real, que llegó puntual desde Santiago por la AP-9, entre estrictas medidas de seguridad. Bendecido el buque por el vicario, pasadas las seis de la tarde, la Reina Sofía blandió el péndulo -una suerte de martillo- para cortar el cable que empujó la botella de cava contra el buque sin margen de error.

Acaramelados los príncipes, sonriente el Rey y afable la Reina, fueron recibidos con aplausos por una multitud de ferrolanos que no quisieron perderse la botadura apiñados en el astillero o desde el muelle de Caranza, a más de un kilómetro de distancia....

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La lluvia dio una tregua a la Familia Real, que llegó puntual desde Santiago por la AP-9, entre estrictas medidas de seguridad. Bendecido el buque por el vicario, pasadas las seis de la tarde, la Reina Sofía blandió el péndulo -una suerte de martillo- para cortar el cable que empujó la botella de cava contra el buque sin margen de error.

Acaramelados los príncipes, sonriente el Rey y afable la Reina, fueron recibidos con aplausos por una multitud de ferrolanos que no quisieron perderse la botadura apiñados en el astillero o desde el muelle de Caranza, a más de un kilómetro de distancia. Los miembros de la Familia Real charlaron animadamente con el presidente de la Xunta y escucharon las explicaciones del director del astillero sobre el buque y de los responsables de la Armada sobre el museo.

Curiosearon por la exposición durante una hora seguidos de cerca por una multitud de corbatas y peinados envueltos en laca. 108 periodistas de todo el mundo se acreditaron para el acto, los más rezagados llegaron desde Suiza y las antípodas.

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