Los congresistas toman Barcelona

La feria de la telefonía ocupa a más de 6.000 trabajadores durante 20 días

Las costuras de la ciudad se vuelven a poner a prueba. Más de 50.000 congresistas han empezado a desembarcar este fin de semana en Barcelona con motivo del Mobile World Congress, que arranca mañana y acaba el próximo viernes. Entre estos miles de visitantes, más de la mitad altos ejecutivos, habrá 30 ministros de varios países. Y Robert Redford, en calidad de presidente del festival de cine Sundance.

Ayer al mediodía, la plaza de Espanya ya estaba inundada de conversaciones en inglés. Con todos los acentos. Desde los que denotaban procedencias asiáticas hasta los que delataban un origen...

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Las costuras de la ciudad se vuelven a poner a prueba. Más de 50.000 congresistas han empezado a desembarcar este fin de semana en Barcelona con motivo del Mobile World Congress, que arranca mañana y acaba el próximo viernes. Entre estos miles de visitantes, más de la mitad altos ejecutivos, habrá 30 ministros de varios países. Y Robert Redford, en calidad de presidente del festival de cine Sundance.

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Ayer al mediodía, la plaza de Espanya ya estaba inundada de conversaciones en inglés. Con todos los acentos. Desde los que denotaban procedencias asiáticas hasta los que delataban un origen escandinavo. Las voces se mezclaban con el ruido de los operarios y el de las maletas de ruedas de los congresistas.

Algunos de ellos ultimaban detalles de su expositor, mientras que otros se ensimismaban con las obras de la plaza de Las Arenas. Para unos, un día relajado; para otros, de frenesí. Porque si bien oficialmente el congreso dura cuatro días, la organización calcula que el periodo de impacto del evento es de 20.

Toda la logística del evento es compleja, y ya requiere de un arsenal de 6.000 trabajadores desde la preparación hasta el desmontaje. Algunos de ellos deberán gestionar la llegada de más de mil tráilers que transportarán mercancías de las 1.300 empresas expositoras. A visitantes, autoridades y expositores se sumarán 2.500 periodistas de todo el mundo.

Con tanta mezcolanza de procedencias, los 24 restaurantes del recinto han preparado una amplia carta con platos japoneses, chinos, italianos, hindúes, mediterráneos, etcétera. Se servirán cerca de 40.000 menús y 90.000 caterings para desayunos de trabajo, cócteles y coffee breaks.

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Pero el recinto centra sólo una parte de la actividad. De ahí el impacto del congreso para la ciudad. Será un vendaval de ejecutivos de 191 países que hablarán con jergas indescifrables para el gran público, pero que también comerán, comprarán y dormirán. En euros contantes y sonantes, se dejarán 140 millones de euros en Barcelona.

El elevado impacto económico también se debe a su peso cualitativo: uno de cada tres visitantes es presidente de una compañía. La organización ya reservó 16.000 habitaciones hoteleras. Pero tal es el volumen de congresistas que también los 1.500 apartamentos turísticos legales de la ciudad están a tope. Otro impacto económico es el publicitario. El metro de la plaza de Espanya ya estaba lleno de anuncios, mientras que otras empresas aprovechan las reformas de edificios como Las Arenas para desplegar sus lonas.

La organización prevé que 11.000 taxis trabajen a todo gas, que llegue algún que otro helicóptero y que los congresistas alquilen alrededor de 600 coches. Y es que además del trabajo, la ciudad invita al ocio. Fuera del recinto ferial, se celebrarán 1.000 fiestas paralelas.

Gestionar la multitud no es sencillo. El año pasado se produjeron entre 60 y 80 incidentes no violentos, sobre todo hurtos, en la feria y alrededores, según fuentes cercanas a la organización. Otra complicación que suele surgir es el tráfico y las colas para subir a un taxi. Cuando hay una gran feria, el servicio de taxis de Barcelona cobra un suplemento y refuerza su servicio.

El Sindicato del Taxi ha pedido a los taxistas que libren su día semanal, a pesar de no estar obligados a hacerlo. La acreditación de congresista incluye un bono de cinco días para usar el transporte público. Eso sí, los trabajadores de los autobuses urbanos han convocado un paro el martes.

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