Análisis:La carrera hacia la Casa Blanca

Dos contra uno

Nada más acabar el sangriento debate de Myrtle Beach (Carolina del Sur), Hillary Clinton viajó a Washington, donde ayer presentó sus ideas para hacer frente a la crisis económica. Por la tarde ya estaba en California, y de ahí a Arizona y Nuevo México, tres Estados del Oeste muy importantes ante el decisivo supermartes (5 de febrero). El jueves, de vuelta al Este para participar en dos actos de recaudación de fondos en Nueva York y en Nueva Jersey.

Hillary Clinton no llegará a Carolina del Sur hasta el viernes, justo en la víspera de unas elecciones primarias que se suponen cruci...

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Nada más acabar el sangriento debate de Myrtle Beach (Carolina del Sur), Hillary Clinton viajó a Washington, donde ayer presentó sus ideas para hacer frente a la crisis económica. Por la tarde ya estaba en California, y de ahí a Arizona y Nuevo México, tres Estados del Oeste muy importantes ante el decisivo supermartes (5 de febrero). El jueves, de vuelta al Este para participar en dos actos de recaudación de fondos en Nueva York y en Nueva Jersey.

Hillary Clinton no llegará a Carolina del Sur hasta el viernes, justo en la víspera de unas elecciones primarias que se suponen cruciales. Pero Barack Obama no estará libre de competencia durante todo ese tiempo. La candidatura de Clinton será defendida allí esos días por otro Clinton, Bill Clinton, a quien se supone mucho más eficaz en la captura del voto negro.

Bill Clinton utiliza el verbo grueso y maledicente que no le conviene utilizar a la primera estrella
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Obama, que lleva tiempo soportando esta desigual contienda, estalló en el debate del lunes y dijo: "A veces no sé contra quién estoy compitiendo".

La Constitución americana prohíbe a cualquier presidente aspirar a la reelección tras haber agotado su segundo mandato, pero no dice nada de ayudar para que lo consiga la esposa. Bill Clinton está, por tanto, plenamente legitimado para hacer lo que está haciendo. Otra cosa son las posibles consecuencias políticas de que un ex presidente actúe como el perro de presa de la candidata.

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Desde la derrota de Hillary Clinton en Iowa, Bill Clinton ha hecho su propio circuito de discursos utilizando el verbo grueso y maledicente que no le conviene utilizar a la primera estrella. Fue Bill Clinton el que introdujo el concepto de "cuento de hadas" para caracterizar la campaña de Obama. Con gran éxito para su causa, por cierto. Fue Bill Clinton el que extendió la idea de que Obama es un soñador inmaduro incapaz de hacer frente a los desafíos que el mundo presenta en la actualidad. Y ha sido Bill Clinton el que ha distorsionado las declaraciones de Obama sobre Ronald Reagan para hacerlas parecer como una muestra de simpatía del candidato demócrata con el célebre ex presidente republicano. "Va diciendo que Reagan es el motor de la innovación y que tuvo más impacto que yo en América", declaró Bill Clinton a la cadena de televisión ABC.

Esta acusación es muy peligrosa para Obama en relación con Carolina del Sur porque Reagan es tan impopular entre el voto de los negros como popular es Bill Clinton, a quien la escritora Toni Morrison llamó "el primer presidente negro" y de quien el mítico líder afroamericano Andrew Young dijo que era "tan negro como Obama centímetro a centímetro".

A Obama se le preguntó en el debate del lunes sobre la presunta negritud de Clinton y trató de salir del paso con todo el ingenio del que fue capaz. "Tendré que investigar un poco en sus habilidades para el baile y ese tipo de cosas antes de saber si es un hermano", dijo. Bill Clinton recorre estos días una por una las iglesias negras de Carolina del Sur, como la semana pasada recorrió uno a uno los casinos de Las Vegas. Allí le dio resultado. Muchos de los camareros latinos que acudieron a los caucuses reconocían que votaban por Hillary Clinton en recuerdo de la presidencia de su marido.

En Carolina del Sur la apuesta es la misma. Pero ahora se le ve más la jugada. Y puede volvérsele en contra a la larga. Uno de los motivos más frecuentes que se escuchan para no votar por Hillary Clinton es el de acabar con este sistema sucesorio que ha mantenido en la Casa Blanca a dos dinastías desde el año 1988. Ese temor crece cada día que Bill Clinton abre la boca.

EL EX PRESIDENTE DE EE UU BILL CLINTON, EN UN DISCURSO EL LUNES, DÍA CONMEMORATIVO DE MARTIN LUTHER KING.AP

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