Un congreso revitaliza la efervescencia cultural de la Valencia republicana

Entre noviembre de 1936 y octubre de 1937, Valencia fue la capital de la España republicana. Y, como tal, acogió el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, al que acudieron más de un centenar de intelectuales de 25 países, entre ellos André Malraux, Alejo Carpentier, César Vallejo o un jovencísimo Octavio Paz.

De aquel acontecimiento, que convirtió a la ciudad en un hervidero cultural, en plena contienda civil, García Márquez dijo que era la única excepción al "entretenimiento de salón" que constituyen este tipo de eventos.

70 años después de aquel ...

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Entre noviembre de 1936 y octubre de 1937, Valencia fue la capital de la España republicana. Y, como tal, acogió el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, al que acudieron más de un centenar de intelectuales de 25 países, entre ellos André Malraux, Alejo Carpentier, César Vallejo o un jovencísimo Octavio Paz.

De aquel acontecimiento, que convirtió a la ciudad en un hervidero cultural, en plena contienda civil, García Márquez dijo que era la única excepción al "entretenimiento de salón" que constituyen este tipo de eventos.

70 años después de aquel hito histórico, la Universitat de València organiza un congreso que rememora la efemérides. Desde ayer y hasta el próximo viernes, el colegio mayor Doctor Peset y el edificio La Nau acogen un evento que pretende explicar "cómo una ciudad provinciana se convierte en cosmopolita por su fervor cultural", según explicó Josep Lluís Barona, director del congreso junto a Javier Navarro y Manuel Aznar.

Organizado por la institución académica valenciana y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, el Congreso Internacional Valencia, capital cultural de la República, 1936-1937 busca revitalizar la efervescencia cultural que vivió la ciudad durante la celebración del "acto de propaganda más espectacular que organizó el Gobierno de la República", en opinión de Aznar. No es cuestión menor, pues el congreso de 1937, aparte de su dimensión cultural, fue un intento de "denunciar la política de no intervención de las democracias occidentales en la guerra española" con la palabra como arma, subraya el codirector del evento.

Pero, sobre todo, el programa de sesiones científicas que ha programado la Universitat tiene el objetivo de "normalizar un hecho de nuestro pasado en el que la cultura se erigió en defensora de los valores democráticos", cuenta Javier Navarro. Con esa idea, las diez sesiones del congreso se complementan con mesas redondas, conferencias, un recital poético y la exposición Si mi pluma valiera tu pistola, que resume de forma gráfica aquella época en la que Valencia se erigió en adalid de la lucha por la libertad y la cultura.

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