Los reproches mutuos bloquean las negociaciones de Abbas y Olmert

El presidente palestino pide a Israel que "cesen las redadas y los asesinatos"

Los protagonistas del conflicto israelo-palestino vuelven sobre sus pasos. No se anunció avance alguno en la reunión que sostuvieron ayer el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, a pocas semanas de la conferencia de Annapolis (EE UU), prevista para noviembre. Sólo trascendió que ambos regresaron al debate sobre la Hoja de Ruta, el plan de paz que debía poner fin, en 2005, a la eterna contienda.

Lo que resulta cada vez más patente es que Israel impone la agenda, rechaza fijar un calendario y se niega a abordar los asuntos cruciales (Jerusalén, ref...

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Los protagonistas del conflicto israelo-palestino vuelven sobre sus pasos. No se anunció avance alguno en la reunión que sostuvieron ayer el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, a pocas semanas de la conferencia de Annapolis (EE UU), prevista para noviembre. Sólo trascendió que ambos regresaron al debate sobre la Hoja de Ruta, el plan de paz que debía poner fin, en 2005, a la eterna contienda.

Lo que resulta cada vez más patente es que Israel impone la agenda, rechaza fijar un calendario y se niega a abordar los asuntos cruciales (Jerusalén, refugiados y las fronteras definitivas), mientras la Autoridad Palestina no desmantele las milicias.

Según informaron fuentes oficiales de la delegación palestina, el jefe de los negociadores, Ahmed Qurea, aseguró que ya había cumplido la primera fase de la Hoja de Ruta al establecer un nuevo Ejecutivo y reorganizar el liderazgo palestino. Es decir, tras haber colocado en el ostracismo al Gobierno de Hamás, vencedor en las elecciones de 2006. Pero esa primera etapa también exige el desmantelamiento de las milicias, un objetivo que está muy lejos de alcanzarse. Salvo que se considere que en el futuro Gaza no formará parte de los territorios en los que se aplicará un eventual pacto. Qurea afirmó que es Israel quien elude su compromiso al negarse a desmantelar ni uno solo de las decenas de asentamientos en Cisjordania.

La delegación israelí, que encabezará la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, insiste en que la policía palestina no evita los ataques de los grupos armados palestinos, aunque hayan sido casi inexistentes en el último año en Cisjordania. Entre otros motivos, porque el Gobierno de Olmert no permite que los agentes palestinos dispongan de vehículos blindados, ni armamento adecuado. Ni siquiera facilitan el trabajo a los asesores europeos que forman a los cuerpos de seguridad palestinos.

Llevan dos años pidiendo, sin éxito, ser acreditados por el Ejecutivo israelí para poder moverse sin ser retenidos en las decenas de controles militares que salpican Cisjordania.

Abbas pidió al gobernante israelí que "cesen las redadas diarias en Cisjordania y los asesinatos de milicianos" -ayer perdieron la vida cuatro de Hamás en Gaza- y que otorgue documentos de identidad a 54.000 palestinos (es competencia israelí en los territorios ocupados) que no se atreven a salir de Cisjordania por temor a no poder regresar.

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Una mujer palestina llora en el funeral de Yasir Asfor, militante de la Yihad Islámica, muerto en Gaza.REUTERS

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