Editorial:

'Méditerranée'

La ofensiva marroquí de Sarkozy plantea nuevos retos a España, incluido el túnel bajo el Estrecho

La primera visita oficial a Marruecos de Nicolas Sarkozy como presidente de Francia ha estado cargada de proyectos concretos. Les ha dicho a los marroquíes lo que querían escuchar: refundar una nueva relación de asociación entre ambos países, construir el tren de alta velocidad entre Marraquech y Tánger, o apoyar el plan de Rabat para la autonomía del Sáhara Occidental. Sin rebozo alguno ha partido con contratos civiles y militares por valor de 3.000 millones de euros.

Marruecos no quiso recibirle recién llegado al Elíseo porque antes ya había estado de gira en Argelia. Esto basta para ...

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La primera visita oficial a Marruecos de Nicolas Sarkozy como presidente de Francia ha estado cargada de proyectos concretos. Les ha dicho a los marroquíes lo que querían escuchar: refundar una nueva relación de asociación entre ambos países, construir el tren de alta velocidad entre Marraquech y Tánger, o apoyar el plan de Rabat para la autonomía del Sáhara Occidental. Sin rebozo alguno ha partido con contratos civiles y militares por valor de 3.000 millones de euros.

Marruecos no quiso recibirle recién llegado al Elíseo porque antes ya había estado de gira en Argelia. Esto basta para probar las dificultades que esperan al proyecto de Sarkozy de una Unión Mediterránea. De momento, arrancará en junio próximo, en vísperas de la presidencia francesa de la UE, con una cumbre en París de los países y entidades ribereñas -incluyendo a Israel y a los palestinos pese a las dudas iniciales- para centrarse en una decena de proyectos a definir y cinco instituciones inspiradas en la UE: un banco de inversiones, agencias de energía nuclear, medio ambiente y audiovisual, y una universidad con programas de intercambios de estudiantes.

La mejora de las relaciones bilaterales con Rabat, Argel y Trípoli y el lanzamiento de esta indefinida Unión Mediterránea deben servir, según el plan de Sarkozy, para que Francia recupere peso en una UE en la que ya no tiene su centralidad de antaño. Como proyecto concebido desde los intereses franceses puede chocar con algunos intereses españoles, pero responde a una necesidad. El hiperactivismo de Sarkozy que lo está impulsando subraya la falta de ideas y de iniciativa española. España tiene la obligación de salvar el Proceso de Barcelona de cooperación euromediterráneo, porque pese a todo es lo único concreto y con presupuesto que existe. Pero debiera ir más allá y ofrecer una alternativa que lo incluyera en las nuevas ideas francesas.

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El nuevo tren potenciará Tánger como puerto mediterráneo en competencia con Algeciras. El propio alcalde de la ciudad marroquí reconoce que ésta se ha convertido en "una prolongación de España". Con un túnel bajo el Estrecho, el tren podría potenciar toda la zona y enlazar con el AVE y convertirse en elemento central de un futuro necesariamente común para Francia, España y Marruecos.

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