PROFESORES

El abandono no es fracaso

La respuesta al abandono está en gran medida en la impaciencia juvenil. Los profesores achacan que los niños dejen la escuela a la escasa confianza y falta de espera por los resultados. "Es la dinámica de querer las cosas en poco tiempo y con el menor esfuerzo", relata Aquilino Melgar, director del instituto Pablo Ruiz Picasso de Málaga. Existen aún razones relacionadas con bolsas de pobreza, pero no son las decisivas. "Los chavales que abandonan el colegio siempre son los primeros en pasearse con nuevos coches y en acceder a cierta autonomía. ¿Es fracaso escolar o necesidades creadas?", pregu...

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La respuesta al abandono está en gran medida en la impaciencia juvenil. Los profesores achacan que los niños dejen la escuela a la escasa confianza y falta de espera por los resultados. "Es la dinámica de querer las cosas en poco tiempo y con el menor esfuerzo", relata Aquilino Melgar, director del instituto Pablo Ruiz Picasso de Málaga. Existen aún razones relacionadas con bolsas de pobreza, pero no son las decisivas. "Los chavales que abandonan el colegio siempre son los primeros en pasearse con nuevos coches y en acceder a cierta autonomía. ¿Es fracaso escolar o necesidades creadas?", pregunta.

José Manuel Rojo, jefe de estudios del instituto Ángel Ganivet de Granada, abunda en dichas razones: "Muchos deciden irse a trabajar por 400 euros muy felices al principio, pero luego se dan cuenta de que los jefes son aún peores que los profesores", ironiza. Rojo se reunió el curso pasado con los padres y sus hijos que habían mostrado ganas de abandonar. Después de insistirles en que permanecieran como primera opción, les hablaron de los talleres de empleo de la Junta, los servicios sociales de su zona, y el examen para acceder al ciclo de grado medio. "Algunos niños avisan malhumorados con 16 años que se quieren ir, pero cuando se les dan opciones, se les cambia la cara porque no son tontos ni están aquí para machacarse la vida", expone Rojo.

El director del instituto Columela en Cádiz, Diego Jiménez, es sociólogo y en sus explicaciones al abandono predomina el sobreesfuerzo. "Son jóvenes que no quieren estudiar, que no les interesa". Reconoce que forzar a esos alumnos a quedarse en clase provoca conflictos. "A principios de curso sabemos ya de estudiantes que no harán nada durante el resto del año pero tienen que estar escolarizados", admite. Para frenar ese abandono los responsables del instituto tienen iniciativas como un programa de garantía social para que los estudiantes puedan aprender el oficio de dependiente en comercios.

Jiménez cita un dato estadístico para negar que los que abandonen el instituto lo hagan en busca de un trabajo. "Son sólo el 4%". Por eso cree que las becas de 600 euros prometidas deben centrarse en este pequeño porcentaje de alumnos que sí tienen necesidades económicas que le hacen dejar los estudios. "Lo que hay que premiar es el esfuerzo", matiza. El instituto Columela recibe por la noche a muchos de esos estudiantes que en su día dejaron las clases y que ahora han vuelto a darse una oportunidad. "En la escuela de adultos que tenemos sí que vemos una mayoría con gran interés".

Sin embargo, el abandono no está ligado al fracaso, coinciden los profesores. "Niños con capacitación optan por dejarlo, aunque luego les es difícil atinar con el mercado", concluye Melgar.

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