Vinarós y Alcanar se alzan contra el depósito de gas previsto frente a sus playas

La Plataforma en Defensa del Ebro se reactiva para organizar la oposición vecinal

Las poblaciones de Alcanar, en Tarragona, y Vinarós, en Castellón, se han puesto en pie de guerra contra el proyecto de construir frente a sus playas el mayor depósito submario de gas de España. La noticia, publicada en el Boletín Oficial del Estado, ha corrido como la pólvora. En Alcanar se ha constituido una gestora surgida de las brasas de la Plataforma en Defensa del Ebro. Anoche se celebró la primera asamblea para implicar a los vecinos de Vinaròs, en cuyo término municipal está previsto instalar una paralela planta de tratamiento del gas almacenado.

Alcanar es el último mun...

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Las poblaciones de Alcanar, en Tarragona, y Vinarós, en Castellón, se han puesto en pie de guerra contra el proyecto de construir frente a sus playas el mayor depósito submario de gas de España. La noticia, publicada en el Boletín Oficial del Estado, ha corrido como la pólvora. En Alcanar se ha constituido una gestora surgida de las brasas de la Plataforma en Defensa del Ebro. Anoche se celebró la primera asamblea para implicar a los vecinos de Vinaròs, en cuyo término municipal está previsto instalar una paralela planta de tratamiento del gas almacenado.

Alcanar es el último municipio de Cataluña, vecino a Castellón. Vinarós es el primer de Castellón. Ambos son colindantes y sus poblaciones intercambian actividades: desde los comercios hasta la agricultura. Ahora, los dos ayuntamientos han reaccionado de forma similar. El consistorio de Vinaròs ya ha presentado alegaciones porque la planta de tratamiento del gas almacenado en el depósito submarino está a menos de dos kilómetros del núcleo urbano, lo que vulnera el Plan General Urbanístico del municipio, según explicó ayer su alcalde, el socialista Jordi Romeu.

El ayuntamietno de Alcanar convocó un pleno extraordinario y está preparando las alegaciones, según manifestó el alcalde Alfons Montserrat, de Esquerra Republicana.

El proyecto en cuestión consiste en aprovechar un viejo yacimiento petrolífero para convertirlo en un depósito de gas con capacidad para 1,9 millones de metros cúbicos. Además, a menos de un kilómetro y medio del centro de Alcanar, según su alcalde, se instalará una planta de transformación, capaz de abastecer todo el litoral desde Barcelona a Valencia.

El llamado proyecto Castor, que explotaría la empresa Escal UGS, filial de la canadiense Eurogas, se completa con un total de 30 kilómetros de canalizaciones. El alcalde de Alcanar señaló que la superficie de la planta de tratamiento de gas es prácticamente igual que todo el núcleo urbano de Alcanar.

El ayuntamiento presentará las alegaciones antes del lunes, 27, cuando acaba el plazo, y argumentará que el proyecto es ilegal porque la superficie construida ocupa un 38% de la finca afectada, por encima del 20% legal.

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Pero al margen de los argumentos legales, lo que inquieta a los ciudadanos de Alcanar es el impacto que el proyecto tendrá en el turismo, un sector en el que tenían puestas sus esperanzas de desarrollo una vez que la agricultura ha entrado en crisis. La planta de tratamiento contempla la construccion de una torre de 60 metros y dos chimeneas de 50 metros de altura, en medio de la gran llanura del Delta del Ebro (parte de cuyo territorio está declarado Parque Natural), lo que supone un gran impacto visual.

Alfons Montserrat explicó que Alcanar era hace unos años el primer productor de naranjos de España. El sector entró en declive y la población estaba apostando ahora por el turismo. El proyecto de instalar un gran depósito de gas constituye un zarpazo para el desarrollo económico de la localidad.

El ayuntamiento de Alcanar surgido de las últimas elecciones es muy plural (cuatro ediles de ERC, tres de CiU, tres del PSC, dos del PP y uno de Iniciativa), sin embargo, el pleno municipal extraordinario convocado el viernes con caracter de urgencia rechazó el proyecto por unanimidad.

En el bar Moreno, muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, un grupo de jubilados jugaba ayer al CAO con algo más de preocupación de la habitual. Explicaron que aún recuerdan la tragedia en el cámping de los Alfacs y se les ponen los pelos de punta cuando piensan en una instalación de ese tipo a pocos metros del centro del pueblo.

Charo Adell, un ama de casa, de 39 años, que ya luchó con firmeza contra el trasvase del Ebro, advirtió ayer que el rechazo popular será ahora igualmente intenso. En el barrio marinero de Les Cases, el rechazo es frontal, sin concesiones.

Ramon Adell: "Tener gas en la costa es peligroso"

Ramon Adell, de 54 años, fue concejal de Vinaròs por Esquerra Verda y ahora se dedica al sector de la banca. "Nos enteramos del proyecto hace tres años, cuando entró en el ayuntamiento la comunicación por parte del Ministerio de Industria de solicitud de explotación". El Ayuntamiento estaba integrado entonces por socialistas, verdes y el Partit de Vinarós Independent y "votó en contra", explicó Adell. Hoy gobiernan socialistas e independientes.

"La gente se preocupa por el impacto visual de las chimeneas, pero yo pienso que el almacenamiento de gas al lado de la costa es lo realmente peligroso", añadió Adell. El ex concejal también se pronunció sobre la supuesta falta de comunicación entre los ayuntamientos de Vinarós y Alcanar. "Es una información que salió en el BOE", remarcó.

Pepo Gil: "¿Cómo vamos a vender turismo?"

"Llevo cada día a mis tres hijos, de 8, 4 y 2 años, al colegio. Y los dejaré a menos de un kilómetro de la planta. Comprenderás que no me haga demasiada gracia. Sólo con esto, ya sería suficiente para estar en contra". Quien se expresa así es Pepo Gil, que a sus 41 años se dedica a la agricultura ecológica. Precisamente ésta es otra de sus preocupaciones: "¿Qué calidad puedo ofrecer con esa instalación en el pueblo?" Gil asegura que, de llevarse a cabo, el proyecto afectaría al turismo. "Ahora hay mucha gente en Alcanar dedicada al agroturismo, que está montando casas rurales. ¿Cómo vamos a vender turismo en estas condiciones?", se preguntó. Gil aseguró que la estructura de la plataforma contra el trasvase del Ebro -a la que perteneció- ha servido a los vecinos para organizarse rápidamente: "Vamos a luchar hasta el final y con la misma intensidad".

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