Reportaje:

¿Qué protege a los obesos?

Investigadores malagueños descubren que un gen condiciona el desarrollo de diabetes en estos enfermos

Hace poco más de un año que el investigador y doctor en Bioquímica Manuel Mecías, de 37 años, presentó su proyecto para estudiar con células embrionarias la obesidad mórbida. Quería descubrir por qué sólo una parte de los que padecen esta enfermedad desarrollan diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. ¿Qué les protege a ellos en relación a otros enfermos con las mismas características? Desde entonces la investigación ha avanzado y ya puede hablar de los primeros resultados.

El equipo, perteneciente al hospital Clínico Universitario de Málaga, ha detectado que las personas...

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Hace poco más de un año que el investigador y doctor en Bioquímica Manuel Mecías, de 37 años, presentó su proyecto para estudiar con células embrionarias la obesidad mórbida. Quería descubrir por qué sólo una parte de los que padecen esta enfermedad desarrollan diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. ¿Qué les protege a ellos en relación a otros enfermos con las mismas características? Desde entonces la investigación ha avanzado y ya puede hablar de los primeros resultados.

El equipo, perteneciente al hospital Clínico Universitario de Málaga, ha detectado que las personas obesas que desarrollan diabetes tienen una menor presencia del PPARs, el gen responsable de que el tejido adiposo contenga la grasa y no permita que se esparza por el organismo. Si validan la hipótesis, estimulando este gen podría evitarse que desarrollasen esta enfermedad añadida. Los científicos han establecido ya contactos con la industria farmacéutica para que, en el momento en que se demuestre que efectivamente es así, puedan crear el medicamento adecuado con premura.

Durante la investigación han constatado también que las células adiposas son muy ricas. "No es un tejido estático, como se creía hasta ahora. Se ha encontrado que algunas células provienen de otras partes del cuerpo, como puede ser la columna vertebral", explica Francisco Tinahones, responsable de la Unidad de Gestión Clínica de Metabolismo, Endocrinología y Nutrición del hospital Clínico y jefe de todo el grupo de científicos que trabaja en el Ciber de Obesidad y Nutrición en Málaga, una estructura virtual monotemática impulsada por el Ministerio de Sanidad.

El Ciber se estableció en la provincia andaluza el verano del año pasado, cuando los malagueños consiguieron la subvención estatal, en competición con otros 100 grupos nacionales. En el centro trabajan 10 investigadores clínicos, que conocen los casos in situ y elaboran las hipótesis, y 12 investigadores básicos, que procesan las muestras e investigan.

"Esto era impensable antes en España", asegura Mecías. Se refiere a los casi tres millones y medio de euros que reciben en total los 20 grupos que componen en España el Ciber de Obesidad y Nutrición. Sólo en Málaga la estructura virtual tiene una inversión de 120.000 euros, más las subvenciones particulares de cada una de las líneas de investigación. Anualmente, cuentan con unos 300.000 euros que financian los estudios y los sueldos de los científicos. De éstos, 60.000 son exclusivamente para el proyecto de Mecías. "En los últimos tres o cuatro años ha habido un cambio", coincide Tinahones. Antes el techo eran 24.000 euros por proyecto, "que no te daba casi ni para comprar los primeros materiales". Ahora las subvenciones duplican esa cantidad.

La posibilidad de trabajar con material humano, células embrionarias, ha permitido al equipo de Mecías alcanzar resultados con mucha más rapidez que experimentando primero con animales. El hospital Clínico Universitario fue pionero en el ámbito regional en trabajar con estas células. En la actualidad, auspicia otra línea de investigación, dirigida por el doctor Eduardo Quesada, que trabaja en la regeneración del tejido miocárdico.

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En un año el equipo del Ciber del Clínico tendrá que presentar los resultados definitivos de su estudio. Así lo establece el Instituto Mediterráneo para el Avance de la Biotecnología y la Investigación Sanitaria (IMABI), una organización malagueña sin ánimo de lucro cuyo fin es incentivar la investigación. Hasta entonces, sólo queda esperar a que este equipo de jóvenes, de 30 años de edad media, facilite la vida a las personas que padecen obesidad mórbida.

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